Educando para el trabajo
Educando para el trabajo
JOSÉ MARTÍNEZ SÁNCHEZ
La distancia entre los países del primer mundo y uno que no ha llegado a serlo se mide por la capacidad y la preparación de su recurso humano; y en este sentido, la educación es punto clave para alcanzar esa calidad que permite competir con otros países conforme los niveles de exigencia actuales, caracterizada por cambios y desafíos radicales, en donde muchas de las estructuras que hoy existen y a las cuales estamos acostumbrados variarán sustancialmente de manera irremediable.
Sin una educación adecuada es prácticamente imposible alcanzar altos niveles de desarrollo. Y esta no solo es responsabilidad del gobierno, sino que de toda la sociedad. Deberíamos crear un programa respetable, con una meta a alcanzar en determinado tiempo, que podríamos identificar por ejemplo como “Proyecto Honduras 2033” y cuyo objetivo primordial sea eliminar seriamente la pobreza (no entregando bonos, eso solo sirve para fomentar la haraganería y la corrupción) y buscar que nuestro país salga del club de países altamente endeudados, y lograr ingresar al privilegiado club de países desarrollados.
Es noticia que la relación del gobierno de Honduras con el sector privado ha mejorado en los últimos dos años, no obstante, hay temas donde han surgido fuertes controversias, relacionados con los impuestos, tecnología, problemas legales, etc., que es preciso subsanar.
El empresariado nacional debe jugar un papel muy importante en el proyecto arriba mencionado, empezando por redefinir la forma y características que adoptarán las diversas empresas del medio, modernizarlas para hacerlas competitivas hacia un mayor desarrollo; visualizar qué profesionales las manejarán, el tipo de mano de obra calificada que necesitarán; esto orientado también a contribuir a acortar la brecha entre el nivel de desarrollo económico y el de la educación, produciendo un valor agregado a la sociedad con el apoyo a la educación, ya que se buscará ayudar al sistema educativo público apadrinando a las escuelas más necesitadas, especialmente del área rural y fronteriza.
Es imposible mejorar la calidad de la educación si no se estimula a los profesores, quienes son el corazón del progreso educativo. Cada padrino podría comprometerse a dar un bono al mejor profesor del año de cada escuela apadrinada. Asimismo, financiar una beca al mejor estudiante de último año que no pueda entrar a la enseñanza media porque su familia no tiene el dinero para cubrir sus gastos de matrícula, libros, ropa y transporte.
Es importante para el Estado invertir también en la educación técnico vocacional para capacitar la mano de obra destinada a aprovechar en forma directa las aptitudes innatas en el individuo, preparándolo adecuadamente para desempeñar con eficiencia un papel práctico en el oficio por él escogido: puede ser industrial, comercial, agrícola, forestal, minería, pesca, etc.; tarea desarrollada por Infop, pero que debe mejorarse con visión ampliada, creando más centros en diferentes regiones del país y capacitando de acuerdo a la característica laboral de cada región. La empresa privada de nuestra nación igualmente debería entusiasmarse y apoyar, al final le beneficiará también.
De encontrar eco este escrito, se estará abriendo un nuevo estilo de ayuda social, también un canal expedito y efectivo para contribuir a la educación e indirectamente luchar contra los problemas tales como la delincuencia, drogadicción y el desempleo juvenil; un nuevo estilo de cooperación para elevar el nivel de los hondureños otorgando estabilidad y bienestar. El futuro depende de lo que hagamos ahora.
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