Un accionar contra la corrupción
Un accionar contra la corrupción
Por Jorge Roberto Maradiaga
* Doctor en Derecho Mercantil, catedrático universitario
y especialista en Derecho Aeronáutico y Espacial
y especialista en Derecho Aeronáutico y Espacial
Es una realidad irrefutable que la corrupción ha causado enormes perjuicios para el pueblo, pues está directamente vinculada con un accionar orientado a satisfacer intereses personales o de grupo, con el consiguiente perjuicio para todo el conglomerado nacional.
La corrupción (derivada del latín corruptio, corruptionis, a su vez del prefijo de intensidad con- y rumpere “romper, hacer pedazos”) se define como la acción y efecto de corromper, echar a perder algo, se refiere a la alteración, descomposición o putrefacción de una cosa, se asocia principalmente a los procesos políticos, cuando estos son transformados para el placer personal, dejando de lado la preocupación por el servicio a la comunidad.
La corrupción es también la falta de virtud del hombre, puesto que como lo plantea Aristóteles, el hombre es un ser racional y su virtud reside en la búsqueda de la verdad y la razón lo cuales se convierten en sus principios rectores, de tal manera que cuando este actúa en contra de tales principios se dice que está siendo corrupto. Por ello se habla de la corrupción empresarial, de la corrupción policial y la corrupción política, tres ámbitos que han sido notorios y letales en nuestra Honduras.
Si hablamos de la corrupción política, esta se refiere al mal uso del poder público para conseguir una ventaja ilegítima, generalmente de forma secreta y privada. El término opuesto a corrupción política es transparencia. Por esta razón se puede hablar del nivel de corrupción o de transparencia de un Estado.
Todos los gobiernos son susceptibles de corrupción política. Las formas de corrupción varían, pero las más comunes son el uso ilegítimo de información privilegiada, el tráfico de drogas, el patrocinio, así como los sobornos, el nepotismo, la impunidad, el enriquecimiento ilícito y el despotismo. La corrupción facilita otro tipo de hechos criminales como el narcotráfico, el lavado de dinero y la prostitución; aunque no se restringe a estos crímenes organizados.
Y cuáles son las causas de la corrupción? Pues doctrinariamente se puntualiza que pueden ser: Endógenas (internas) y exógenas (externas). Entre las primeras podemos citar: 1. La carencia de una conciencia social: 2. La falta de educación o de una cultura del compromiso; 3. Los paradigmas distorsionados y negativos; 4. Las personalidades antisociales y megalómanas; y, 5. La infravaloración de la posibilidad de ser descubierto.
Entre los elementos exógenos (externos) de la corrupción se puntualizan: 1. Impunidad efectiva de los actos de corrupción; 2. Modelos sociales que transmiten una falta de valores; 3. Excesivo poder discrecional al funcionario público; 4. Concentración de poderes y de decisión en ciertas actividades del gobierno; 5. Discrecionalidad y escasez de decisiones colegiadas; 6. Control económico o legal sobre los medios de comunicación que impiden se expongan a la luz pública los actos de corrupción; 7. El soborno nacional e internacional; 8. Falta de transparencia en la información concerniente a la utilización de los fondos públicos; 9. Extrema complejidad del sistema y poca eficiencia en la administración pública; y, 10. Salarios demasiado bajos (al funcionario público hay que pagarle bien para que vaya a trabajar no a robar).
La corrupción produce desconfianza en los partidos políticos, en los dirigentes políticos y en la mayor parte de instituciones públicas. Conduce a mucha gente a adoptar estrategias menos cooperativas y fomenta la deserción con el objeto de no ser explotado por personas pertenecientes a redes corruptas. Como consecuencia de lo anterior, en muchos países genera la abstención y pérdida del interés por la política, por períodos prolongados.
Eso sí ocasionalmente, aparecen movimientos de protesta que tratan de confrontarse con el poder político, y generan inestabilidad política y subsiguientemente represión política o policial.
El accionar del Presidente abogado Juan O. Hernández nos parece procedente, al haber propiciado la llegada a nuestro país la Misión de Apoyo Contra la Corrupción y la Impunidad, en el marco del convenio celebrado con la OEA. Confiamos en que se materializarán procedimientos y medidas que garanticen la transparencia y efectividad de la administración pública y que todo accionar al margen de la ley jamás quedará en la impunidad, pues la clave para frenar la corrupción se encuentra en el fortalecimiento del tejido social-institucional.
A nuestro juicio, se torna un imperativo categórico la implantación del gobierno electrónico, el cual propiciará entre otras cosas, que cada entidad del Estado centralizadas y descentralizadas tengan su portal en internet totalmente interactivo y funcional, permitiendo que el conglomerado en general tenga acceso a todo tipo de información y que el accionar de cada uno de los funcionarios se conozca de principio a fin.
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