Un Congreso débil y sin personalidad

Un Congreso débil y sin personalidad


Por Aldo Romero
Periodista y catedrático universitario

Una vez más, y sin causar mayor sorpresa, pues es una situación que ya se ha presentado con bastante regularidad, la falta de diálogo y la radicalidad de las posiciones políticas por parte de las diferentes bancadas, generó gran controversia en el Congreso Nacional de la República (CNR) cuando se tuvo que recurrir a seis intentos para elegir a los 15 magistrados de la nueva Corte Suprema de Justicia (CSJ).

La razón de la polémica fue visible de entrada en este proceso, como ha sucedido siempre, la planilla propuesta y electa, fue concertada entre los tradicionales partidos Liberal y Nacional, razón que generó la dificultad de encontrar el respaldo mínimo de 86 diputados que la Constitución exige para la elección de magistrados, a pesar de los múltiples intentos por garantizar el apoyo de parlamentarios de las bancadas opositoras como al final sucedió.

Las dificultadas enfrentadas por la clase política representada en el Congreso Nacional para elegir al nuevo Poder Judicial representan un doble mensaje negativo, por un lado en nada favorecen a la estabilidad democrática del país, aunque algunos digan lo contrario, y por otro, quedan al descubierto intensiones egoístas y autoritarias que evidencian la falta de consensos alrededor de temas trascendentales.

Para desenredar este y otros conflictos que seguramente se presentarán en el corto plazo entre nuestros políticos, la única forma viable es encontrar puntos de coincidencia, y en este sentido, no cabe duda que nos encontramos frente al momento oportuno e histórico para iniciar con los diálogos constructivos anunciados por el propio Presidente de la República en el seno del hemiciclo legislativo.

Son los políticos, y particularmente las diferentes fuerzas parlamentarias, quienes tienen la obligación primaria de mostrar entendimiento, amplitud de criterio, tolerancia de ideas e inclusión y participación activa, no podemos esperar grandes avances democráticos si la clase política no es capaz de concertar acuerdos en beneficio de las mayorías.

Como dicen el fútbol cuando los jugadores no rinden lo esperado, a los actuales diputados les queda muy grande la camiseta, sus posiciones son cambiantes y de acuerdo a intereses, a este Congreso Nacional le falta claridad de estrategias, es un poder despersonalizado, impositivo, egocéntrico, falto de agendas y de visión de país y con logros mínimos y poco significativos.

En momentos en los que se busca entrar en una lucha frontal y efectiva contra la corrupción y la impunidad, lo peor que le puede pasar al país es que las diferencias políticas sean el principal obstáculo de cara al fortalecimiento de las instituciones y la eliminación de una vez por todas de actuaciones y ejecutorias marcadas por el manipuleo y el tráfico de influencias.

De no haber consensos, lo que sucedió en el Legislativo, con la elección de la nueva CSJ será solo el preámbulo de lo que vendrá en el corto plazo con la escogencia, también por mayoría calificada, de cargos como el de Fiscal General, Fiscal Adjunto, y de los magistrados del Tribunal Superior de Cuentas (TSC), de igual forma, en la aprobación de algunas reformas constitucionales de las que ya hablan con insistencia algunos líderes políticos.

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