…Cuento corto: “La Reina”

Por José Antonio Mejía y Mejía

La feria patronal del pueblo “Los Enredos” se aproximaba y uno de los acontecimientos más esperados era la elección de la reina de la feria.

Las candidatas se escogían entre las muchachas más agraciadas del pueblo, las más bellas de todas, que reunieran no solo belleza sino buenas costumbres, modales y algún grado de cultura, cuya evaluación correspondía a una comisión de selección heterogénea formada por el cura del pueblo, un maestro albañil, un carpintero, un profesor empírico, el señor juez de Paz no letrado y el cabo cantonal, y lo que menos sabían era de belleza y buenas costumbres, todos bajo las instrucciones del alcalde. Los comisionados que eran más leales que el amigo del hombre, por fin presentaron una nómina de candidatas. Entre las agraciadas se encontraba Justina, que era la candidata del alcalde, por razones especiales; pero había un pero: si bien la selección correspondía a la nominadora la elección, era tarea asignada al comité de la feria, que era permanente y sobrevivía a los alcaldes y, no era del agrado del alcalde, ni el alcalde del comité.

El total de votos para obtener el triunfo era de 10 y por más que don Próspero, que así se llamaba el alcalde lo quisiera o lo insinuara, no salía Justina, no prosperaba su diva, por lo que la elección se interrumpía e interrumpía hasta el cansancio.

Contrariado don Próspero, se dirigió a la Casa Cural y le preguntó al cura cuándo creía que esta elección pudiera tener lugar; el cura le contesto: -Ha visto señor alcalde un santo en su camarín de la nave principal de la iglesia, que está con un dedo de la mano hacia arriba-? -Si, dijo el edil-, pues cuando ese santo baje el dedo, que por cierto predicaba en el desierto, entonces tendrá usted a Justina como reina.

-Ni modo -dijo el alcalde- de repente nos quedaremos con la reina anterior-. En verdad que este es el pueblo de los enredos.

Cuando este artículo se publique el asunto esté desenredado, Justina con la corona o la anterior reina como si nada ha pasado.