Zapatero, a tus zapatos

Zapatero, a tus zapatos


ARMANDO VILLANUEVA

Siempre he creído que los refranes son la esencia de la sabiduría popular acumulada a lo largo de los siglos: Cuando el río suena, piedras trae... zapatero, a tus zapatos... gallina que come huevos, aunque le quemen el pico... sabe más el diablo por viejo que por diablo...

Y el de “zapatero, a tus zapatos” le queda como la horma del zapato a algunos personajes famosos de la farándula y de la revista Forbes.

El caso más patético en el plano internacional es el del magnate Donald Trump. Hasta el papa Francisco, en su gira por México, casi le pidió al Espíritu Santo que libre no solo a Estados Unidos, sino, a la humanidad –sobre todo a los inmigrantes- de que semejante personaje llegue a ser presidente de la primera potencia del orbe.

Hasta con la menstruación de las mujeres se ha metido en su campaña el señor Trump. Atropella a quien se le antoja, insulta a quien le viene en gana, echa de sus hoteles a los periodistas –como a Jorge Ramos-, agrede a los musulmanes y los predispone más contra su propio país y ha llegado a la desfachatez de burlarse hasta de los discapacitados, torciendo sus brazos y piernas, encorvándose, sacando la lengua como retrasado mental, mientras sus energúmenos fanáticos le celebran sus payasadas y lo aplauden hasta el frenesí.

No es que el señor Trump no sea una persona inteligente, capaz, un gran genio de las finanzas, un empresario exitoso, afortunado en el amor, pero no es político. Y no sabe de política.

Maquiavelo le llamaba la “virtud de la política”. Decía que un príncipe debía tener la “virtud” de tomar las mejores decisiones –y en el momento propicio- para subir al poder, y fortuna para conquistar un territorio.

Aquí, los neófitos, que no conocen la “virtud de la política”, ni el “momento propicio”, ni tienen la fortuna para conquistar –no territorios, sino votos- pretendieron alzarse con la Corte sin la más remota posibilidad.

Por eso es mejor, “zapatero, a tus zapatos”. La virtud de la política no es como X-O Da Dinero y aprender a conocerla –a propósito de refranes- no es cuestión de soplar y hacer botellas.

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