LA CARGA Y LA ECONOMÍA DE ABAJO

LA CARGA Y LA ECONOMÍA DE ABAJO


Editorial La Tribuna

PESE a que los políticos en su bullicio cotidiano, desayunan, almuerzan y cenan la misma jerga de sus intereses sectarios y poco o nada hablan de los problemas que afligen al pobre pueblo pobre –como de la escasez, la desocupación, la inseguridad, las pestes que amenazan, la devaluación, los escuálidos ingresos familiares– insistiremos en estos temas aburridos. (De todas formas la mayor parte de ellos no lee, les basta y sobra con los improvisados conocimientos que ya tienen; el debate es superficial y nada abordan a profundidad, así que a ninguno vamos a importunar). El Consejo Hondureño de la Empresa Privada publicó el otro día unos datos reveladores. Para hacer la comparación toman como ejemplo a Guatemala, uno de los países centroamericanos con los que se pretende la unión aduanera. La conclusión –de los empresarios– es que las asimetrías sacan a nuestro país de competencia.

El estudio demuestra que “la comparación de tasas de interés activas con que trabajan los empresarios de ambos países, presenta una diferencia abismal que deja en desventaja a los hondureños”. “Las tasas de interés para solicitar un crédito son mucho más bajas en el vecino país que en el nuestro”. “El tipo de cambio en aquel país es invariable mientras el lempira aquí está sometido –por instrucciones del FMI– a una devaluación acelerada”. “En cuanto a las tarifas eléctricas, Guatemala mantiene un mercado eléctrico abierto y tarifas transparentes, sin subsidios cruzados, por lo cual Honduras tiene precios más altos en el sector comercial y en el sector industrial”. “En materia de combustibles, Guatemala muestra precios inferiores a Honduras en todos los combustibles, producto de la forma en que administran sus mercados y los impuestos”. “Los puertos de Guatemala son más eficientes que los de Honduras en términos de días y horas, aspecto que afecta sustancialmente de manera positiva su competitividad”. La variable impositiva destaca que “Honduras tiene más de diez impuestos entre los que figura la Tasa de Seguridad Poblacional, que grava todas las transacciones bancarias”. En resumen, “en Honduras la presión tributaria anda en 17.4 por ciento en relación al PIB y en Guatemala ronda el 10.23 por ciento, un indicador clave para los inversionistas al momento de movilizar capitales”. El PIB guatemalteco es 3.2 dos veces mayor al hondureño, según datos del Banco Mundial (BM). En cuanto a la balanza comercial, los hondureños colocaron en Guatemala mercancías por un valor de 217 millones 737 mil dólares; en cambio, los guatemaltecos vendieron en Honduras, el triple, alrededor de 786 millones 236 mil dólares. Y se podría continuar comparando factores que establecen el desequilibrio pero lo toral tiene que ver con la carga impositiva. Lo que hemos venido diciendo.

Por mucho que las aves agoreras celebren la macroeconomía –mejorada tanto por acciones que hay que acreditarle a la Casa de Gobierno pero esencialmente por factores exógenos, como la recuperación de la economía norteamericana, el debacle de los precios del crudo, el incremento de las remesas familiares– la economía del pueblo, la de allá abajo anda desajustada. Solo ese inmenso batallón de desocupados es suficiente evidencia de que el sector empresarial, sin incentivos y con la pesada carga impositiva, no puede crear fuentes de empleo. En Guatemala los impuestos directos representan el 3.64% mientras los impuestos directos suman el 6.67% para un total de 10.31%. Mientras que en Honduras los impuestos directos son de 5.3%, los indirectos son 12.15% para un gran total de 17.4%. ¿Cómo va a competir la industria y el comercio? –se preguntan los empresarios del COHEP– cuando allá la tasa impositiva es 10.31% mientras que aquí es 17.4%. Por eso ya días le venimos diciendo a los empresarios que se reúnan con el gobierno para que revisen y simplifiquen el sistema tributario. Fue una propuesta que partió del mismo mandatario, así que a estas alturas los empresarios y el gobierno debieron haber avanzado en el tema. Apúrense que estos –no los asuntos políticos– son los problemas ingentes del pueblo pobre pueblo que urge abordarlos.

Comentarios

Entradas populares