Andan libres y en manada

Andan libres y en manada


OCTAVIO CARVAJAL

Riñendo completaron quince magistrados y sirvió como una cortina de distracción para olvidarnos de la manada de pícaros, entre empresarios, políticos implicados en escandalosos actos de corrupción a quienes les incautan poderosos peculios, pero curiosamente ellos (as) no caen en rigurosos cordones policiales ni militares.

Medio mes aplazado para integrar la Corte Suprema de Justicia no significa eludir a ciertos gorrones soñados de honestos que la gozan libres por haber transado en veladas sus cuantiosas pillerías. Otro gol de palomita para burlar calabozos e irse calladitos, unos al Congreso y, otros, a sus palacios del crimen oficial. Piadosos los bandidos con traje.

Manuel Zelaya Rosales, líder de Libertad y Refundación, quien después del exmandatario Roberto Suazo Córdova ideó un plan continuista, se opuso a nombrar “títeres” en el Poder Judicial, logrando, junto a otros diputados“rivales” retrasar la elección gracias al artículo 311 de la “vieja” Constitución que, amenazante, quiso volarse en 2009. ¿Recuerdan?

Lo recién sucedido en el hemiciclo nos aclara, sin ser eruditos en derecho constitucional, que la Carta Magna sí es buena cuando el turno de presuntos “enemigos” capta adeptos con fines electoreros, pero la patean, la toman de inodoro, si con poder no sacia sus intereses mezquinos y sectarios. Así son los alacranes de la política.

Nuestra Constitución de 1982, aunque urja de remiendos, permitió a congresistas “arcoíris” y del gobernante Partido Nacional demostrar transparencia de sus actos al pueblo, discrepando o admitiendo una y otra vez la elección de quince jueces. Quedó al desnudo que la ley es “basura” cuando ponen por encima los sucios provechos particulares.

Clavaron cuarta, quinta y sexta vez sus votos. Que no haya libertad ni acomodo para cuatreros por culpa o pactos con la justicia. Ningún juez vea con cariño a sus votantes. Si son infractores, a la cárcel. No desairen su ofrenda de refundirlos en prisión. Manada de ladrones públicos sigue paseando. Caiga quien caiga, sin pausas ni más piedad. Adiós.

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