¡Bipartidismo fuera de peligro!

¡Bipartidismo fuera de peligro!


Por Óscar Antonio Oyuela

Los partidos políticos fugaces o de ilusión que crean falsas esperanzas en las masas insatisfechas y decepcionadas por las promesas incumplidas de los políticos, están condenados al fracaso porque nacen sin principios ni programas dirigidos por líderes frágiles o inconsistentes que al final buscan beneficiarse del poder mediante pactos o acuerdos secretos sin importarles el destino de sus movimientos: algunos desaparecen otros quedan convertidos en “partiditos” pegados al bipartidismo, que sin duda, contribuyen mantener la gobernabilidad y el fortalecimiento democrático, es decir, son necesarios en la medida, aseguren la estabilidad del sistema mediante el equilibrio de las distintas fuerzas políticas, grupos de presión, grupos de interés y controlen los grupos de “tensión”, “grupúsculos” que siempre atentan contra el orden social.

El bipartidismo de Honduras con el Partido Liberal que fundó Policarpo Bonilla en 1891 y el Partido Nacional liderado por la facción conservadora de Manuel Bonilla que se fundó según algunos historiadores en 1903, para William S. Stokes fue en 1911 cuando se establecieron las bases fundacionales pero fue hasta 1916 que se constituyó en Partido Nacional hondureño, ambos con ideología común nacieron del tradicional caudillismo y aún con todas las crisis internas que han sufrido hasta hoy continúan vigentes. Cuando surgieron el Partido Innovación y Unidad (PINU) y el Partido Demócrata Cristiano, algunos analistas de aquella época vaticinaron que pronto se le daría cristiana sepultura a los partidos tradicionales pero ocurrió lo contrario, se fortalecieron y consolidaron la democracia. Los partidos nuevos en lugar de crecer y convertirse en tercería en el espectro político nacional como muchos jóvenes aspirábamos en aquellos tiempos, se achicaron y se convirtieron en partidos bisagras del tradicional bipartidismo.

Sin duda, los partidos tradicionales han quedado anquilosados en el espacio y en el tiempo con los mismos principios e iguales propuestas programáticas, incompatibles con el mundo globalizado de hoy, alejados de las exigencias de la sociedad que demanda cambios sustanciales en todos los frentes, como lo afirma el voluminoso estudio del PNUD: “La democracia en América Latina y el Caribe” , demuestra con estadísticas, investigaciones psicosociales, aportes técnicos de organismos financieros internacionales, que el electorado del continente ya no quiere votar, luce desganado y decepcionado de los partidos políticos tradicionales y políticos mentirosos que cuando alcanzan el poder en lugar de cumplir promesas de campañas asaltan impunemente el erario público, algunos dentro de la ley pero fuera de los más elementales principios de la ética y la moral como lo ocurrido con los famosos “azos” que todos conocemos y los más recientes “carretillazos” del Banco Central de Honduras, el del IHSS, INJUPEMP, HONDUTEL, ENEE, SANAA, OABI, etc., etc. Estos actos de corrupción han provocado la ira de los de abajo que se han lanzado a la protesta callejera, especialmente de la juventud indignada e insatisfecha que egresa de los centros técnicos y universidades con un diploma bajo el brazo con la esperanza de poder encontrar oportunidades de empleo con sueldos dignos y mejores condiciones de vida que asegure un futuro mejor, la realidad la condena engrosar el ejército de los desocupados y buscar el sueño en otra parte.

La ausencia de cultura política en el elector hondureño facilita la vigencia de los partidos históricos como ha quedado demostrado con los últimos acontecimientos que pusieron al descubierto la debilidad estructural y pésimo liderazgo del “partido regalado” por el anterior inquilino de Casa Presidencial al nefasto exmandatario que nos desgobernó y que descaradamente admitió ante la prensa nacional e internacional que era “presidente del fraude” después de la publicación del informe del Movimiento Cívico del Proceso Electoral del 2005 que calificó aquellas elecciones como “el peor proceso celebrado en la actual transición democrática, esto es por el papel activista político que jugaron los magistrados del TSE… considera la campaña electoral como la más fraudulenta en los últimos 25 años… electo con un 23% de los votos válidos”. Y del otro “partido emocional” farandulero no podemos esperar nada bueno solo su bufonada o chocarrería mientras sea útil a los intereses de sus mecenas.

Hasta hoy, en Honduras, el bipartidismo tiene vigencia pero no luce tan fuerte como antes por los malos gobiernos incapaces y corruptos por los cuatro costados que hemos tenido en los últimos tiempos. Pero si hay voluntad política de ese escaso liderazgo que todavía queda, puede persuadir o convencer a los que hoy detentan el poder replanteen sus extremas posiciones a la luz de los claros mensajes que están haciendo llegar a América Latina los centros de poder de Washington y la Unión Europea que influyen en países pobres y atrasados como el nuestro mediante la Cooperación Internacional para el Desarrollo, inversiones masivas generadoras de riqueza, empleo y estabilidad democrática.

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