Los alcaldes y la delincuencia
Los alcaldes y la delincuencia
Redaccion El Heraldo
El alcalde de Talanga, Neftaly Romero, se sumó esta semana a la lista de ediles vinculados al crimen organizado, actos de corrupción o delitos contra la vida tras ser detenido en el marco de la Operación Avalancha.
Solo en la presente gestión al menos siete alcaldes, nacionalistas y liberales, enfrentan juicios por lavado de activos, narcotráfico, abuso de autoridad, malversación de caudales públicos, asociación ilícita o sicariato, entre otros.
Varios más son investigados por sospechas de mal manejo de fondos y otros siguen en vías de ser judicializados ante la lentitud de los entes acusadores.
Esta es una muestra de que la corrupción no solo existe en el gobierno central, sino en las comunas, sean grandes o pequeñas. Pero también de que el crimen organizado se ha infiltrado en gobiernos municipales.
Se trata de una doble amenaza para las comunidades, que no solo están sujetas a que los recursos -muchas veces escasos- que deberían ser empleados en obras para su beneficio sean malversados por alcaldes corruptos, o que estos funcionarios sean parte de organizaciones criminales y hagan del municipio que administran una ruta para el narcotráfico u otras acciones criminales cuyas víctimas serían los mismos pobladores que le dieron el voto y la sociedad en general.
Las autoridades deben investigar y llevar ante la justicia a estos ediles que llegaron a sus cargos no con el fin de servir a la comunidad, sino como el medio para servirse de ella.
La elección de los alcaldes y de las corporaciones municipales son, de alguna manera, el mayor ejemplo de ejercicio democrático, pues la comunidad elige a las autoridades con las que trata diariamente.
Por eso es una pena que durante las últimas generaciones estemos viendo alcaldes vinculados con el crimen organizado y la corrupción.
Es igual un síntoma urgente de que la transparencia, la rendición de cuentas y el escrutinio a los políticos no solo son necesarios, sino esenciales en una democracia.
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