Porque detrás está la gente

Porque detrás está la gente

Por: Julio Raudales
La realización personal, el alcance del bienestar social, la prosperidad y la satisfacción de las necesidades, son siempre elementos complejos. ¡Cada persona es en sí misma un universo y sus requerimientos varían con respecto a otros individuos!

He ahí el gran reto de las políticas públicas y de los políticos en el siglo XXI: proveer oportunidades en forma equitativa, abrir los espacios adecuados para que las personas alcancen sus objetivos de vida por sí mismas.

Pero sobre todo, las buenas políticas deben evitar coartar las libertades individuales mediante impuestos o reglas confiscatorias que, aunque puedan ser promovidos por las mejores intenciones, siempre, y subrayo, ¡SIEMPRE! terminan por causar infelicidad y frustración a la sociedad que buscan beneficiar.

Sin embargo, se debe insistir en la ya enraizada aseveración de que una buena política es aquella que necesariamente ha pasado por el crisol de la investigación científica, es decir, la que además de garantizar su rentabilidad social, puede demostrar su sostenibilidad y viabilidad futura.

Lo dicho me hace reflexionar sobre algunos atavismos que los políticos suelen endilgar a la hora de establecer agendas y promesas de campaña: Es cierto, el ser humano debe ser siempre el centro de los esfuerzos por el desarrollo y las políticas deben dirigirse hacia su realización individual y colectiva.

Pero precisamente esto no debe ser óbice para impedir el desarrollo de las técnicas adecuadas que permitan mejorar el conocimiento del comportamiento humano. De ahí la necesidad de mejorar el uso de instrumentos como la estadística.

¿Cuán en serio hemos tomado, por ejemplo, el desarrollo de los sistemas estadísticos nacionales para asegurar que las decisiones políticas cumplan con sus objetivos de la manera más eficiente posible?

Ese es el tema que durante esta semana han estado discutiendo en la sede de las Naciones Unidas, los representantes de más de 160 países en la reunión de la Comisión de Población y Desarrollo de este organismo internacional.

El desarrollo estadístico es vital, no solo para diseñar y ejecutar políticas eficaces, también es indispensable para asegurar que la ciudadanía tenga mejor información y para que pueda existir más transparencia en un país.

A mayor desarrollo y difusión estadística, mejores condiciones hay para el desarrollo. Lamentablemente esta realidad no ha sido comprendida adecuadamente por nuestras autoridades.

Hace ya 15 años que el Instituto Nacional de Estadística (INE), fue creado en Honduras con miras a desarrollar el Sistema Estadístico. Su llegada fue esperanzadora, sobre todo para quienes por aquel tiempo teníamos inquietud por la investigación social y el desarrollo de políticas públicas.

Su antecesora, la Dirección General de Estadísticas y Censos, dependiente primero de SECPLAN y después de la Secretaría de Industria y Comercio, había sido cerrada para evitar que le heredara a la nueva institución, los vicios institucionales que poco a poco la fueron minando.

Dotado de autonomía en su gestión y de capacidad legal, el INE fue concebido con dos objetivos: dirigir y desarrollar el sistema estadístico nacional y ofrecer asistencia técnica a las instituciones públicas y privadas para que sean estas quienes, mediante la actualización sistemática de sus registros, constituyeran las fuentes de información adecuada para ofrecer información con criterios científicos.

Los primeros cinco años de existencia del Instituto conocieron su época dorada. Lastimosamente, a partir del 2006, la institución se politizó a nivel de dirección y de allí en adelante se atrofiaron sus capacidades técnicas para proveer servicios de manera adecuada.

¿Cómo podremos saber si el país avanza o retrocede, más allá de la percepción intuitiva, si el INE no cumple con su cometido? ¿Cómo pretender fomentar la transparencia y la anticorrupción con una institución cuyo presupuesto pareciera reflejar el deseo de las autoridades de mantener la opacidad?

Nos encontramos junto al mundo, ante el reto de alcanzar 17 objetivos de desarrollo de aquí al 2030. Si realmente deseamos cumplirlos, es necesario dotar de colmillo presupuestario y técnico a la institución encargada de desarrollar las estadísticas.

Mientras esto no suceda seguiremos patinando, continuaremos engañándonos haciendo gala de nuestros esfuerzos sin conocer sus verdaderos resultados, porque si detrás de cada cifra están las personas, las buenas estadísticas seguro están por delante de la gente.

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