Afrontando el cambio climático
Afrontando el cambio climático
MANUEL FIGUEROA SARMIENTO
Ya nadie discute la realidad del cambio climático. Honduras ha experimentado las temperaturas más altas de su historia en este caluroso verano. El 22 de abril recién pasado, 171 países, incluyendo el nuestro, firmaron el acuerdo de París sobre el cambio climático, que entrará en vigencia en 2020. Y es que el cambio climático es obra del hombre y de la civilización. Las emisiones de CO2 procedente de la industria, el transporte y otras fuentes como la deforestación y los incendios forestales están acumulando una densa capa de gases en la atmósfera que condensa el calor en la superficie de la tierra. La temperatura promedio del planeta ha subido dos grados centígrados desde mediados del siglo pasado. Las consecuencias son desastrosas: deshielo de los casquetes polares, inundaciones en algunos países y sequía severa en otros, huracanes y tornados devastadores.
El deshielo de los polos produce aumento en el nivel del mar y esto lo podemos observar en la costa norte de Honduras. En Omoa, por ejemplo, el mar ha avanzado varios metros, destruyendo algunos restaurantes construidos en la orilla.
Las proyecciones estiman que, de no tomarse medidas urgentes para disminuir la emisión de gases, la temperatura promedio de la tierra subirá a 4oC para el año 2060. El panorama es aterrador: muchas islas desaparecerán; el sur de la Florida, incluyendo la ciudad de Miami, quedarán bajo el agua; Puerto Cortés, La Ceiba y Omoa se inundarán y de Roatán solo quedarán las partes altas. En cambio, la precipitación pluvial disminuirá en Centroamérica en un 20%, causando una drástica reducción en la producción de alimentos como el maíz. Pero hay signos alentadores, por ejemplo Estados Unidos y China, que en conjunto contribuyen al 40% de la emisión de gas carbónico, se han comprometido a reducirla sustancialmente y han suscrito el acuerdo de París. Otras naciones como Alemania están haciendo esfuerzos sustanciales para sustituir el carbón y otros combustibles fósiles por fuentes alternas como la energía solar y la eólica. La tendencia hacia los carros eléctricos es fuerte en California y en general en Estados Unidos y Europa. En Honduras todavía la energía térmica es la fuente del 30% de la electricidad por ser la más barata, pero se debe ir reduciendo a favor de la hidroeléctrica, la solar y la eólica. El diésel, combustible de mayor uso en el país, debiera sustituirse por el biodiésel a partir de plantas oleaginosas como la palma y la higuerilla (Ricinus comunis), que crecen muy bien aquí. Además se deben repoblar los bosques destruidos por el gorgojo y los incendios forestales. Finalmente, hay que hacer cambios a nivel personal, familiar y comunitario, abandonar la sociedad de consumo (gastar y descartar), como dijo Ban Ki-moon, secretario de la ONU. Hay que fomentar una cultura favorable al ambiente y al cuidado de la naturaleza en todos los niveles, desde la escuela hasta la universidad.
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