Que nadie se haga el tonto

Que nadie se haga el tonto


OCTAVIO CARVAJAL

Con tanta bulla de corrupción en Honduras no tenemos otra salida que exigir efectos fijos y creíbles al gobierno del presidente Juan Orlando Hernández Alvarado para que ninguno de sus justicieros se siga haciendo el loco en acusar, encarcelar o entregar a todo aquel malhechor público vestido o soñado de santo.

Los integrantes de la Misión Internacional de Lucha contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (Maccih) deben conocer por lo menos cuantiosos robos suscitados en las regencias de Manuel Zelaya Rosales, Porfirio Lobo Sosa y los escándalos de pus que brotan en la actual jefatura. Zelaya y Lobo heredaron deudas millonarias.

Miembros de la Maccih han jurado que acabarán con todas las redes de mafiosos públicos. Intuimos que este organismo avalado por la Organización de Estados Americanos (OEA) no tendrá miramiento alguno. Que cumpla con el caiga quien caiga así esté implicado cualquier funcionario de los tres poderes del Estado en actos lesivos.

Los hondureños urgen hace décadas la caída de grandes corruptos, no verlos más en cargos públicos ni inaugurando cárceles para castigar al roba gallinas sino que clavados tras barrotes pagando caro sus cuantiosos y constantes fraudes contra el Estado.

Rivales al régimen nacionalista dudan del accionar que apenas inicia por parte del ente internacional contra la corrupción, pero cuando les tocó “gobernar” asaltaron, por ambiciones, el Banco Central, otros la seguridad social, mimaron narcos, nos dejaron el país hecho añicos y, ahora, con total descaro, pregonan y exigen decencia.

La lucha frontal a la impunidad y al chorro de sus coristas debe cortarse de raíz. Es totalmente injusto que políticos infectos duerman fríos, pero ambiciosos en butacas. ¿Recuerdan sus picardías en el Altar Q? Por bandoleros merecen prisión de cuatro metros al cuadrado y una cuarta más para la dama secuaz de sus delitos.

Cero piedad para pillos intocables. Hay muchos que debieran estar en una celda, calladitos. ¡Justicia para todos!

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