Inseguridad laboral y desempleo

Inseguridad laboral y desempleo


Por Aldo Romero
Periodista y catedrático universitario

Es una realidad visible que el actual contexto económico y social en Honduras no es nada halagador, por mucho que se hable de modelos económicos orientados al crecimiento y de programas de desarrollo específicos para algunos sectores, muy poco se ha logrado en cuanto a cumplir con objetivos concretos de mejoramiento en la calidad de vida de los habitantes.

Dentro de este panorama económico sombrío, uno de los factores que agudiza la crisis se concentra en la falta de opciones para la generación de recursos, el desempleo sigue en permanente crecimiento, según estadísticas recientes, en la actualidad cerca de 1.7 millones de personas, más de la mitad de la Población Económicamente Activa (PEA) que en algún momento devengaba un salario hoy ya no lo recibe, sumándose a los casis 5 millones de hondureños que tampoco cuentan con una posibilidad de trabajo.

Esta incertidumbre en el plano laboral ya no afecta solamente a la población adulta, también los jóvenes son víctimas de una economía en deterioro, cada año se gradúan miles de profesionales en las diferentes universidades del país que no encuentran una posibilidad de empleo, la oferta de mano de obra en el mercado es amplia pero la demanda es bastante baja porque las empresas cada vez son menos.

Los últimos gobiernos no han sido capaces de controlar la migración de capital extranjero hacia otros países de la región dejando a miles de connacionales sin la posibilidad de trabajar, el mismo gobierno está haciendo recortes masivos de personal sin garantizar los derechos que corresponden, las únicas empresas que crecen o se mantienen son las de capital nacional, que no son suficientes para satisfacer las necesidades de un mercado cada vez más amplio.

Es notorio el crecimiento acelerado y descontrolado de lo que los técnicos y economistas han llamado como economía informal y que hoy se ha convertido en una economía familiar para el día a día en la que apenas alcanza para los gastos básicos necesarios y que no permite mayor posibilidad de mejoría.

Desde el año 2000 a la fecha, Honduras ha gastado al menos 400 mil millones de lempiras en estrategias y programas de combate y reducción de la pobreza, pero en contraste el número de personas pobres creció de forma alarmante mostrando de esta manera el fracaso de políticas económicas absurdas concebidas en alguna noche de elucubración de políticos egoístas junto a sus malos asesores.

¿Qué país se desarrolla en estas condiciones?, si no es atractivo para nuevos mercados, si hay falta de incentivos a la inversión, sin las condiciones óptimas en seguridad jurídica y seguridad ciudadana, si el capital extranjero cada vez tiene más dudas sobre invertir en Honduras, prueba de ello es que a pesar de las múltiples visitas del gobierno a empresarios de otras naciones, estas no se traducen en acciones concretas y se quedan solamente a nivel de posibilidades.

La pobreza en los países se combate solo con la creación de oportunidades de desarrollo, pero con políticas y programas bien estructurados en los que la generación de empleo sea una prioridad y también se trabaje buscando el crecimiento salarial y profesional del que ya está empleado.

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