Nadie fue… ¡Solo Dios lo sabe!

Nadie fue… ¡Solo Dios lo sabe!


Por Boris Zelaya Rubí

“Los hondureños no podemos cruzarnos de brazos, mirando con impotencia, la realidad que atravesamos. Esto ya sucedió y lo estamos pagando caro, apoyemos solidariamente al gobierno, cuando dice que nadie detendrá la depuración de la Policía”.

En estos días, en que los señalamientos de corrupción policial son la comidilla preferida, los políticos irresponsables por su trastornada ambición de obtener el poder a toda costa, han aprovechado la crisis, para hacer acusaciones injustas a los partidos políticos llamados tradicionales, de ser favorecidos por los capos de la droga y el crimen organizado, sin importarles que con cada palabra sin pruebas, están llenando de lodo la cara de la patria. No son más que delincuentes que utilizan como “chaleco anti ley” los derechos humanos para mantenerse impunes.

Los partidos como instituciones políticas, están vinculados a la democracia, cuya misión primordial es la consecución del poder, para beneficio de las mayorías, no son responsables si algunos de sus miembros se han inclinado por obtener fondos originados en el bajo mundo. Por supuesto que hay manzanas podridas, pero para deshacerse de esas lacras se necesitan pruebas, y expulsarlas de las filas de esas instituciones que aglutinan grandes hombres, patriotas, cuyo pensamiento es mejorar las condiciones de vida del ciudadano.

Las bravuconadas de aquellos que en su desesperación acusan irresponsablemente a los partidos políticos de mantener en sus filas a sujetos implicados con el crimen organizado, sin mencionar los nombres, no son más que expresiones tardías, y la búsqueda de algún asidero que le dé esperanza de enmudecer la justicia. El silencio de tantos años, los convierte en cómplices.

Mientras todos hablan de la crisis y de cómo salir de ella, de cuánto durará y qué transformaciones benéficas nos dejará, pocos se concentran en analizar sus causas. Sin siquiera intentar abordar el problema a fondo, se encuentran discutiendo “quién sabía y quién no” sin llegar al meollo del asunto: encontrar los autores intelectuales, que son los verdaderos culpables, así como los que recibieron pago por su silencio, porque en las redes criminales nadie hace nada por nada. La ambición por acumular capital los llevó a relacionarse con los mafiosos, y el principal objetivo de la comisión, debería ser investigar el enriquecimiento ilícito, y los crímenes que se realizaron para obtener los capitales que sin pudor exhiben.

El paso siguiente de las depuraciones es la renovación de los cuadros de mando y los policías de línea, a la par como bien dice Billy Joya, darles a los guardianes del orden, en especial a los que se asolean a diario parados bajo el inclemente sol por horas, un buen salario, acceso a viviendas decentes, transporte y el sueldo digno para la manutención de sus familias, lograr que los dueños de cines, restaurantes y el comercio en general les den un descuento especial, al mostrar su identificación para que sientan una sociedad agradecida por su protección y el riesgo permanente a perder la vida defendiendo las nuestras, por supuesto con un buen seguro de vida que beneficie a sus familias. Así, pensarán mil veces si se arriesgan a perder esos beneficios por cometer un acto delincuencial.

Hay políticos que intentan sacar provecho de la situación llevando agua a su molino, desviando el asunto, evadiendo resolver el tema de fondo. Así pues, se repetirá la historia cíclicamente, con complicaciones cada vez más profundas. Ellos saben cuál es la causa, pero no pueden mostrarla crudamente. No se inculparán, solo se harán los inocentes exigiendo pruebas y se retirarán afirmando que ellos no tuvieron nada que ver, que fue la “maldita burocracia” la que derivó en un desastre. Total que Nadie fue… ¡Solo Dios lo sabe!

¡Caiga quien caiga! Es tiempo de barrer la casa, no importa que tengamos que pedirles ayuda a todos los países del mundo. Con testigos protegidos, aunque no firmen su declaración por miedo de ir a acompañar a los héroes que murieron cumpliendo con su deber. En estos momentos en nuestra patria todos dudan de todos. ¿Necesitamos un refundador de la paz en Honduras?

De rodillas solo para orar a Dios.

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