Santos inocentes

Santos inocentes


GASPAR VALLECILLO MOLINA

En el Día de los Santos Inocentes se acostumbra a hacer bromas que timan al que “cae por inocente”, siendo objeto de burlas. A estas alturas del partido nadie cree en santos meones que sean ingenuos. Nos tienen curados de espanto que nada nos asusta, pasamos de incrédulos pasmados a crédulos alarmados.

Nos han contado tantos cuentos de camino irreal que yo no creo en nadie, pero sí en todo lo que hacen y dicen porque el que miente una vez miente siempre y esa es la tragedia que vivimos a diario. Nuestra triste verdad es la mentira.

Estamos hartos de la corrupción en todas sus manifestaciones. No hay engaño, la maldita impunidad ha incrementado sus fechorías y campos de acción, sin que nadie los inquiete a pesar de ser señalados como reconocidos delincuentes. Las noticias son alarmantes, de impacto, pero fugaces, duran lo que dura un suspiro de tristeza, seguido de otro de resignación. Nos acostumbraron al pronto olvido y al delito del poderoso sin castigo.

Tenemos corrupción, no corruptos, sino personajes que la sucia sociedad admira por esa habilidad delincuencial y acepta su convivio por falta de valor y valores. Se campean y codean con las autoridades de los tres poderes del Estado con todos sus entes contralores, oficiales, públicos, civiles y militares. Son los mismos corrompidos de siempre más los nuevos que llegan como peregrinos a pedir posada para después posesionarse de ella y sus viandas.

En el gobierno, no de ahora, de siempre, pululan grandes capos entre muchos capados que callan por temor o conveniencia esperando seguramente igualar y superar la corruptela que ven como escuela que enseña a delinquir sin pensar en esta patria que está mordiendo la ignominia por estar repleta de parias y traidores.

Lo estamos viendo ahora que han destapado la podredumbre, corrupción, crimen y narcotráfico en la Policía Nacional. Siempre se comentó, pero resultó inimaginable la magnitud de los delitos y, sobre todo, la frialdad con la que actuaron en los asesinatos de compañeros y luchadores contra ese mal que nos castiga desde hace mucho tiempo atrás.

JOH nombró de inmediato una comisión para depurar y adecentarla. El actual secretario de Seguridad se confabuló para dar baja honrosa a más de 30 oficiales con bonificación millonaria por sus innobles servicios siendo su invitado especial el Señor Presidente. Inaceptable que este sujeto se prestara a esa burla pública que canceló con justa razón la tripleta depuradora. Primer acierto. Como no hay dignidad, no hay renuncia. Debió ser destituido por negligente y complaciente. Su último Waterloo. Deshonra.

Los señalados han hecho de los Derechos Humanos su muro de lamentos buscando protección. Todos son inocentes y unos santos varones que ayer eran soberbios por el poder que les confiere el uniforme que deshonraron, ahora dan aclaraciones y declaraciones que callaron cuando simulaban la valentía que dan las armas, guaruras y carros blindados. Se acusan entre ellos y a sus superiores que toleraron y obedecieron sin chistar. Se acobardan sintiéndose perseguidos y amenazados por su inocencia. Siendo la conciencia testigo, juez y fiscal, que no los deje tranquilos hasta que estén donde deben de estar.

Que JOH haga lo que tenga que hacer, caiga quien caiga, convencido como estamos todos que en Honduras tenemos pecadores culpables, no santos inocentes.

Comentarios

Entradas populares