Alfabetizando bandidos…

Alfabetizando bandidos…


Por Jonathan Roussel

Adultos mayores, analfabetas, pretenden cobrar sueldo, alimentación y viáticos por asistir a clases para aprender a leer y escribir. Estos aprovechados son apoyados por directores de colegios bilingües en clara demostración de necedad antipatriótica.

Esto ocurre en el contexto de los requisitos para graduarse que deben llenar los estudiantes de secundaria.

Antes era la farsa de las tesis. Luego los trabajos comunales y ahora se busca aprovechar el entusiasmo de los jóvenes para enseñar las primeras letras a muchos que no tuvieron oportunidad de asistir a la escuela.

De paso podrían “alfabetizar” a un director de colegio bilingüe. Tal vez se le baja la soberbia que padece como mal que corroe el alma de un frustrado que quería ser ministro.

Ese director dijo que sus alumnos no podían mezclarse con nadie en las zonas marginales y empezó una feroz oposición logrando que otros directores se sumaran a la campaña. También consiguió que los analfabetas vieran la posibilidad de ganar dinero. Sumando a padres de familia que se oponen a todo, se armó el lío.

La idea es muy buena. Los jóvenes tendrían verdaderas experiencias de solidaridad. Ayudarían a millares de adultos a tener perspectivas de un mundo diferente y muchos encontrarían inspiración para estudiar magisterio y en el futuro entenderían que todos tenemos la responsabilidad de ayudar al prójimo.

Graduarse después de enseñarle a leer y escribir a dos adultos será algo así como culminar con honores la educación secundaria.

Hasta un diputado llamado David Reyes se sumó a los que luchan contra la alfabetización y presentó en reciente sesión una manifestación buscando que el CN prohíba esta modalidad de alfabetización. ¡Terrible demostración de oposición sin sentido patriótico! La asamblea comprendió que esa acción no es de su competencia y el asunto no prosperó.

Me cuentan que cuando bautizaron a este David, uno de los padrinos le regaló una honda para que fuera por el mundo derribando gigantes. Pero algo grave ocurrió: la honda estaba descompuesta y ahora cada vez que dispara una piedra solo hace blanco en quien la usa. Varias veces se ha roto la cabeza, pero insiste.

A la vez, esa posición de quienes aprenderían a leer y escribir es corrupción pura. Algo así como cobrarle al médico por examinarme y recetarme para curarme. Casi como demostrar que la extorsión puede usarse para conseguir beneficios y la desobediencia se puede usar para satisfacer necesidades.

Un importante sector del periodismo acompaña la oposición al plan de la alfabetización. Es buena idea que estudien un poco más la razón de su conducta. Más de alguno debe dejar de usar la honda del diputado.

La corrupción está en lo más alto del mundo privado así como entre los más necesitados y desamparados. Igual ocurre en el mundo oficial. Muy pocos están libres de ese pecadillo.

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