Todo lo que vale, cuesta

Todo lo que vale, cuesta


JOSÉ MARTÍNEZ SÁNCHEZ

Esta es una frase que hemos oído cientos de veces y a la que le hemos atribuido un fin motivador: que si queremos algo tenemos que esforzarnos. Se dice que para tener éxito se debe tener una enorme perseverancia y voluntad. Desde luego, no todos estamos de acuerdo en decir qué es lo que vale. Si intentamos establecer una primera lista de cosas más valiosas podríamos mencionar las siguientes: una profesión universitaria, un trabajo estable y bien remunerado, el carro del año con todas las extras, salud, una familia bien conformada, una vida sin problemas, éxito social, etc. La lista podría ser mucho más larga.

Conviene de vez en cuando sentarse y pensar qué es lo que realmente “vale la pena”. Cada día que pasa nos damos cuenta de que todo es más difícil de lo que parece y para lograr lo que deseamos tenemos que trabajar duro, esforzarnos, sacrificar parte del tiempo libre, las diversiones, etc. Con frecuencia tenemos la impresión de que a las personas que tienen mucho éxito las cosas simplemente se les dan, que tienen muy buena suerte y todo les sale como quieren. Esto casi nunca es así, lo que sucede es que solo vemos una parte, no vemos su trabajo, sus problemas, sus sacrificios ni sus fracasos. Y es que para ser exitosos necesitamos estar dispuestos a pagar el precio que dicho éxito exige; tenemos que ser constantes y estar dispuestos a dedicarle el esfuerzo, tiempo y energía que requiere. Además, aquello que buscamos obtener necesita ser algo importante para nosotros, como cuando en nuestra juventud buscamos conquistar a la mujer amada. Solo así nos mantendremos motivados a pesar de los problemas y dificultades que se presenten, porque son parte de la vida. Si es importante para nosotros, vamos a procurar vencer cualquier obstáculo para obtener lo que tanto deseamos.

La sociedad otorga a cada persona una razón social para su existencia, lógico, hay que sacrificarse en lograrlo. ¿Cuánto sacrificio se necesita para llegar a ser médico, ingeniero, arquitecto o abogado de renombre? ¿Cuánto sacrificio se necesita para ganar una medalla de oro en las Olimpiadas? Y si analizamos la profesión militar, esta contiene características propias, en la que identificamos cuatro rasgos esenciales para ejercerla: vocación, dedicación absoluta, capacitación permanente e idónea y renunciar a la vida si fuera necesario; no todos tenemos ese espíritu de sacrificio para servir a la Patria.

A pesar de los sacrificios hechos para alcanzar el éxito en las profesiones mencionadas, no es valedero que sus protagonistas después se corrompan para obtener beneficios adicionales. Indudablemente, siempre hay que buscar ser la mejor versión de nosotros mismos y esto también cuesta. Siempre habrá obstáculos y aunque cometamos errores, de estos aprendemos. Nada que valga la pena será fácil. Otra razón para esforzarse al máximo es lograr una mejor perspectiva de futuro, una vida digna, un trabajo, una familia, una casa que convertir en hogar. Cuanto más lejos lleguemos en nuestros estudios o nuestras ocupaciones, mayor calidad de vida tendrán nuestros hijos. Hoy vivimos en un mundo en el que algunos de los valores tradicionales han sido puestos en crisis, siendo común anhelar fama y poder, vivir con holgura, el carro último modelo, una casa con todas las comodidades, viajar, divertirnos, y todo en el menor tiempo posible, sin estudiar, sin trabajar, afectando a otros que sí les ha costado. Y esto así, no se vale.

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