Pilares para el desarrollo
Pilares para el desarrollo
Por Juan Ramón Martínez
Se muy poco -como la mayoría- del Plan 20-20 que orienta al gobierno de JOH. Sus declaraciones, simples y ligeras, no aclaran sobre qué se trata. Jesús Canahuati celebra el proyecto, por su interés en la maquila. Algunos economistas consultados, me han dicho que es bueno; pero poco científico y serio. Mas hojas que almuerzo, dijo otro. Ebal Díaz ha quedado conmigo que, usando la televisión, explicaremos, en forma sencilla, en qué consiste el plan que al aplicarse, le dará al país la oportunidad para desarrollarse. Oportunidad postergada indefinidamente.
Por mientras ello ocurre -con los altos funcionarios no hay que sorprenderse, cualquier cambio de fecha, porque dicen que pasan muy ocupados; o que los llamaron de última hora de la oficina de JOH- me parecen interesantes las declaraciones del embajador de Corea del Sur, explicando los cinco pilares en que se ha basado el desarrollo de su país. Corea -fuera de las diferencias culturales que son obvias- es un ejemplo hay que prestarle atención como modelo a seguir. Por ejemplo, en la década de los setentas del siglo pasado, el PIB de Honduras era más alto que el suyo ($ 105). El de ahora es de $ 27.339. El de nosotros hemos tardado cincuenta años en duplicarlo, mientras ellos lo multiplicaron más de mil veces en el mismo período. De allí que hay en aquel país, algo que aprender, mucho más que en Estados Unidos que, por su complejidad, es menos comprensible, pese a su cercanía a Honduras.
De acuerdo con las declaraciones del embajador de Corea en Honduras Rai-Hiun Kim desde 1950, en Corea han seguido cinco fases de diez años cada una, en la que, en la primera década, se establecieron como meta la industrialización por sustitución de instituciones más protegidas; en la siguiente promoción de exportaciones y en la 1970, avances en la industria pesada y la petroquímica; en 1980, estabilización, mercado, liberación del comercio y en 1990, reformas internacionales. Lo anterior suena fácil; pero aunque el embajador no lo haya querido decir, por razones obvias, se requiere de un liderazgo fuerte, de una clase obrera disciplinada y un gobierno profesional que sin improvisaciones, cumple su función de facilitador del desarrollo de los planes. Cosas que entre nosotros son difíciles, porque contamos con una clase política que no tiene interés en el desarrollo, estudia poco los riesgos del país y no tiene, como los coreanos del sur, una conciencia de una amenaza militar cierta que la única manera de detenerla es mediante el desarrollo económico. Al fin y al cabo, ellos han entendido que la guerra, antes que de hombres de valor, requiere de fuerzas económicas que respalden los esfuerzos de los guerreros que no disparan pólvora sino que dólares, cada vez que atisban un enemigo a distancia de sus proyectiles.
Las políticas aplicadas por los coreanos del sur, son sencillas: reducción de impuestos directos (aquí los aumentamos), moratorias fiscales (que no son consideradas) depreciación del capital fijo, créditos temporales de inversión para determinadas industrias, consideradas prioritarias. Nosotros en cambio, las prioridades no son económicas, sino que políticas, para satisfacer a los “inversionistas” que han financiado las campañas electorales. Pero posiblemente lo más importante en el modelo coreano, son las políticas comerciales: fortalecimiento y protección para la industria pesada y petroquímica, acceso de insumos internacionales a precios internacionales mediante el sistema de descuento de tarifas. Y en la base, las políticas crediticias: inversión directa del gobierno en la asignación de fondos entre las industrias, firmas y proyectos por medio de bancos y financieras bajo control gubernamental. Y la creación de un Fondo Nacional, para proteger las inversiones. Todo esto; o por lo menos la mayoría, desconocido por los líderes políticos -que solo hablan de boberías casi siempre, que celebran las masas inconscientemente preparadas para ello por el sistema educativo- para los que el desarrollo es una materia postergada.
Mientras los demás países están creciendo, Honduras no logra pasar ni siquiera al cuatro por ciento anual, con una tasa poblacional de cerca del 2%. El gobierno, es el más grande empleador y consume los recursos para la inversión. Lo que anticipa que no vamos para ninguna parte. Y a pocos nos importa. Mire usted.
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