La tierra del guerrero
La tierra del guerrero
Francisco Gómez
Mi tierra no es un número estadístico de violencias diarias.
Es un lugar donde habitan los valientes de corazón que creen en ella.
No es la casa del corrupto. Es el hogar del honesto que hace lo que debe para engrandecer su vida.
No es el país de los pesimistas. Es cuna de visionarios de un futuro mejor.
No es nido de víboras. Es un paraíso de pastizales verdes con aguas cristalinas, donde la naturaleza se regocija cada mañana.
No es negocio de políticos oportunistas que se benefician de desacreditar todo. Es la conciencia callada de gentes que están aprendiendo a escoger sus representantes.
¡No somos menos! ¡Somos más!
Más los que creemos que hay que darle la espalda al dolor, a lo negativo, al descrédito, a las voces disonantes.
Más los que pensamos que hay que generar sentimientos de confianza con nuestras palabras, más que desazón y angustia vociferando desgracias y violencia.
Somos más los que estamos cansados de oír en todo espacio, en toda conversación, en toda relación interpersonal, de conceptos de temor, de angustia, de derrotismo.
Mi tierra es lugar del sol, del viento, de la lluvia, del mar, de la luna.
Del águila, del venado, del cusuco, de la mariposa. De la orquídea, del macuelizo, del pino.
De montañas cubiertas de neblina, de pasto húmedo de rocío, de la quietud del amanecer en el bosque, del sonido alegre del riachuelo.
De gente trabajadora en el campo, de sonrisa fácil, de espíritu alegre, de mirada sincera, de aspiraciones sencillas.
Es lugar del intrépido. Del tesonero. Del humano de convicciones fuertes basadas en genes familiares de historias de esfuerzo y recompensa.
Es una tierra de ancestros guerreros de sangre caliente y pura. De linajes magníficos. Una tierra que reconoce y honra los pasos de sus buenos hijos.
Es un lugar bendecido por la Madre Naturaleza.
Y somos más los que vemos esto. Más los que creemos en esto. Más los que le apostamos a esto.
Y a los malos augurios de los oportunistas, a los que hacen negocio con el dolor, a los negativos, a los que solo ven problemas, a los que necesitan preocupaciones para vivir a esos no los necesitamos en este país. Es más, los necesitamos fuera de esta tierra. ¡Váyanse! Estorban. No suman, restan. No hacen falta.
Necesitamos más opiniones a favor. Que se oigan. Que callen a los necios que creen que el quejarse por obligación es hacer País.
Necesitamos que se manifieste el fuerte de espíritu. El del corazón bravío. El optimista. Necesitamos callar a los que solo hacen bulla, a los buscaproblemas. Debemos oír más comentarios positivos, más opiniones esperanzadoras. Que entiendan que ya nos cansamos de tanta tristeza, de tanta mediocridad de sentimientos, de tanto dolor. Que estamos hastiados de oír de problemas. Que escogemos felicidad. Que nos decidimos por la esperanza, no por la preocupación.
Manifiéstate Hondureño de cepa. Que tu voz de protesta contra los mensajeros del Apocalipsis sea oída. Debemos ser nosotros los que hablemos más fuerte. Hay que callarlos.
Mi tierra es verde, es fértil, es alegre, es jubilosa.
Mi tierra se regocija en la vida todas las mañanas. Se pinta de colores y se llena de sonidos de naturaleza. Es fresca como la campiña. Pura como la brisa. Y es un honor agradecerle por las mañanas el brindarnos un espacio donde desarrollarnos.
Mi tierra resplandece, es vida, es esperanza.
¡Es la tierra del guerrero!
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