La indiferencia es una enfermedad peligrosa
La indiferencia es una enfermedad peligrosa
Por Jorge Erasmo Bustillo
A menudo nos encontramos con personas indiferentes hacia los problemas políticos y sociales que vive Honduras, pues consideran que es un asunto que debe interesar solamente a los políticos. El hombre y la mujer como seres humanos son susceptibles a cualquier acción que tienda a frustrar sus anhelos y por eso se vuelven escépticos y casi todas las cosas relacionadas con las responsabilidades ciudadanas las ven con displicencia. Esta indiferencia se considera una “enfermedad sociológica”, que podemos considerar peligrosa cuando ataca en forma colectiva. Es como un cáncer que va destruyendo nuestra fe a tal grado, que poco a poco se va desarrollando la semilla de la duda en todos los aspectos de la vida.
¿Cuáles son las causas que engendran la indiferencia hacia las responsabilidades políticas y sociales en las que el hombre y la mujer deben ejercer acción, ya sea para cumplir sus deberes o exigir sus derechos?
Podemos responder que cuando ha existido una dictadura social y política que ha mantenido subordinadas a las masas, como en una jungla en la que los más fuertes aventajan, perjudican y explotan a los más débiles, el proceso de sometimiento que podemos considerar degradante para las clases marginadas, provoca un malestar que se va convirtiendo en angustia. La angustia produce seres solitarios que no confían en nadie. Estos seres solitarios se vuelven pesimistas y esconden resentimiento que permanecen pasivos, pero que a partir de cierta intensidad, se pueden convertir en destructivos porque las exigencias de sus necesidades los obligan a liberarse de esa dictadura social y política, que los ha mantenido en tan precaria situación, y su respuesta se puede convertir en violencia.
En lo relacionado con la política, se vuelve indiferente porque solo se le ha tomado en cuenta en las elecciones como votante, y cuando se han escogido a los candidatos que serán los supuestos representantes del pueblo, nadie le ha consultado. Todo ha quedado en familia. Los que detentan el poder se organizan en sociedades cerradas y es por eso que muchos charlatanes oportunistas logran colocarse en posiciones políticas privilegiadas.
El pueblo está ya cansado de ser utilizado y explotado con discursos de política demagógica. Pero no está vencido, porque es como un viejo reloj que durante muchos años ha estado sin funcionar y que, al darle cuerda se le hace recuperar el tiempo perdido, así mismo, ese pueblo que ha estado aparentemente dormido, tiene la capacidad para recuperar todos sus derechos que le han sido conculcados. Los nuevos líderes progresistas de auténtico pensamiento democrático, hombres y mujeres, profesionales y empresarios honestos, deben estar dispuestos a brindar su aporte para engrandecer a la patria, sin intereses mezquinos y buscar e impulsar la realización de una misión de visión de país, junto con los obreros y campesinos que como la fuerza que produce la riqueza del país, saben que pueden cambiar la situación en que se les ha mantenido, tomando la decisión que exige un cambio de las costumbres políticas tradicionales, para conquistar con su voto, una verdadera participación en el poder, que les permitirá hacer valer sus derechos.
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