La crisis de la reelección

La crisis de la reelección


Por: Nery Alexis Gaitán
Los políticos hondureños, para variar, gastan su tiempo y energías en temas de interés personal o mezquinamente partidario y nunca colectivo. Esa es la costumbre, la norma, pedirles otra cosa es como querer sacar agua de un pozo que se ha secado: todo esfuerzo será infecundo; como estéril es esperar que actúen de una forma diferente tomando en cuenta el bienestar de las grandes mayorías y de la patria.

Parece que estos temas no son importantes para nuestras autoridades: cómo eliminar la pobreza y mejorar la calidad de vida de los más necesitados; o cómo mejorar la salud o el nivel educativo de los hondureños. El tema en boga y que tiene a los políticos enfrascados en una aventura, como si fuera de vida o muerte, es la bendita reelección presidencial.

Todo parte del fallo ilegal que la Corte Suprema de Justicia hizo al “modificar” el artículo 239 que ahora dice que sí se puede hablar de la reelección. Pero solo eso: hablar; y el fallo no implica que se deben modificar los artículos pétreos de la Constitución. Además, este fallo arbitrario no modifica los demás artículos que establecen que la alternancia en el poder es un mandato, y siguen vigentes; situación legal que los “brillantes” magistrados no tomaron en cuenta.

Es importante reflexionar que un poder constituido, en este caso el Judicial, no puede modificar o derogar ningún artículo de la Constitución. Eso solo le corresponde al poder constituyente, es decir el pueblo, que a través de una Asamblea Nacional Constituyente sí puede modificar, derogar e inclusive redactar una nueva Constitución.

No hay que tenerle miedo a la reelección, pero los políticos hondureños, acostumbrados a la villanía, han buscado mecanismos ilegales para instaurarla. Una vía legal sería efectuar un referéndum, que ya está contemplado en nuestra Constitución, y preguntarle al pueblo si quiere o no la reelección; si gana el sí, entonces se deben modificar todos los artículos para que se legisle correctamente.

Buscar que se reglamente la reelección a través de un proyecto de ley es ilícito porque está basado en el fallo ilegal de la CSJ. Es necesario recordar que ya la Constitución establece los mecanismos a seguir en caso de modificación o derogación de artículos, siempre que no sean los pétreos, que por sabiduría y conociendo el ansia de poder de los políticos desvalorados, los constituyentes así los dejaron establecidos.

El recoger firmas para solicitar que se regule la reelección solo es un show sin peso de ley; el mismo caso es recoger firmas en contra. En todo caso ya hay mecanismos legales para legislarla. Aunque la reelección es factible, hay que hacerse la pregunta del millón de lempiras: ¿para qué vamos a reelegir a verdugos del pueblo? Hasta el momento ningún gobernante ha sido tan honesto ni tiene méritos para que se reelija. Han sido abanderados de la corrupción.

Este asunto de la reelección no pinta bien ya que divide a la familia hondureña. De nuevo estamos frente a las puertas de otra crisis social. Pero eso no parece importarles a los políticos que desafortunadamente, por sus ansias de poder, no aprendieron la lección que les dejó la crisis generada por Manuel Zelaya en el 2009.

Es urgente que los políticos reflexionen y no conduzcan al país a un nuevo caos social en el cual todos sufriremos las consecuencias. ¡Los hondureños merecemos vivir en paz y democracia!

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