Consensos y disensos

Consensos y disensos


Por: Carlos A. Medina R.
La democracia es quizás, el sistema político más efectivo y atractivo para gobernar una nación, pero es muy difícil de mantener cuando los seres humanos de un país no han pasado de habitantes a ciudadanos, y es esencial que para que la democracia perdure, las naciones estén habitadas por ciudadanos, y no por seres que no entienden por ignorancia o por maldad, como es que se forja la democracia de los países. Honduras no es la única nación en el mundo que sufre ese quebranto social, pero es importante que se superen las barreras mencionadas para que vivamos en una verdadera democracia.

Hay naciones de primer mundo en donde los candidatos presidenciales creen que para ganar el voto del pueblo, es necesario tocar la sensibilidad nacionalista de los ciudadanos. Para el caso, el jueves por la noche el candidato republicano de los Estados Unidos de América, Donald Trump expresó que América debe ser para los americanos, esto es, los Estados Unidos de Norte América, y ante las vicisitudes que el mundo atraviesa, él cree vehementemente que Estados Unidos debe volver a ser la nación más fuerte del globo, en todo el concepto de la palabra fortaleza, y en cierta forma, que el mundo gravite alrededor de esa gran nación.

Lo anterior significa que el candidato Trump está dispuesto a romper todos los tratados comerciales con los países que han comerciado con ellos y que le han producido un déficit en la balanza de pagos de 800 mil millones de dólares, y para tal objetivo y para crear trabajo en los Estados Unidos, obligará a las empresas norteamericanas a traer sus “sucursales” para que todo se produzca dentro del territorio americano; por lo tanto, desaparecerán del mundo las maquilas y los negocios hechos por los ciudadanos de ese país en otras naciones.

Y para cerrar con broche de oro, ha prometido nuevamente construir el famoso muro de 3.500 kilómetros, del Atlántico al Pacífico, entre Estados Unidos y México, para aislar los Estados Unidos del mundo mestizo de Iberoamérica. En ese contexto yo espero ver a los sajones blancos de ojos azules ganando 10 dólares la hora, haciendo las labores agrícolas que 22 millones de mexicanos llevan a cabo en la Unión Americana. También a las féminas y guapas gringuitas limpiando los sanitarios de los hoteles y los edificios públicos, como lo hacen nuestras aguerridas y trabajadoras mujeres que logran llegar al “sueño americano”.

Donald Trump está construyendo su consenso, porque cree que los demócratas han convertido su país en una nación débil y dependiente de otras regiones del mundo. Para Trump, el liderazgo de Estados Unidos se construirá con el respeto y el miedo que le tengan otros países del globo. Por supuesto, en su manera de pensar que respetamos, él desea construir un consenso con todos sus conciudadanos que piensan igual que él, y que aún siendo blancos, no han podido entrar a la clase media que ha hecho de esa nación un país próspero, con mucha justicia social.

Cuando escuchemos el discurso de la candidata demócrata Hillary Clinton veremos cómo esta honorable dama, de gran experiencia política, rebatirá el consenso de Trump, y ese esperado discurso será la contraparte o un disenso a lo expresado por el candidato republicano; esta extraordinaria mujer que pueda convertirse en la primera mujer presidente de Estados Unidos, borrará el consenso de Trump para construir su propio consenso, y precisamente en ese intercambio de ideas, está la base de la libertad y la democracia.

En nuestra Honduras, donde hay más habitantes que ciudadanos, construir consensos es mucho más difícil, porque en nuestra pequeña nación el hondureño es el primer enemigo del hondureño, y hemos llegado al punto de no creer en nadie; solamente nos inclinamos por alguna cosa, cuando se nos pasa dinero debajo de la mesa o en la palma de la mano. Tenemos que construir una nación que viva en paz, que sus habitantes se conviertan en ciudadanos a través de la educación, y apliquemos una serie de reglas en las cuales aprendamos que además de defender los derechos humanos, tenemos que aprender y defender los deberes humanos, porque ambos están intrínsecamente ligados, como el amor y el perdón, que Jesús el Cristo, dejó como su legado a toda la humanidad.

En esta vorágine política que estamos empezando a palpar en nuestro ambiente, el disenso debe convertirse en un consenso, a través del diálogo civilizado de todos los líderes políticos, económicos y de la ciudadanía en general. En esencia, necesitamos paz y seguridad para producir un crecimiento económico que se traduzca en un desarrollo social. Cuando todos vivamos bien, tengamos un techo y comamos tres veces al día, la paz y la convivencia armoniosa de los catrachos será una realidad. Que el disenso se convierta en un consenso, teniendo todos una meta clara y un camino seguro, que los hondureños debemos seguir para el bien de nuestra nación.

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