Sin dinero sucio, algunos políticos: ¡no volverán!

Por Boris Zelaya Rubí

“Para las sociedades criminales, resulta vital invertir en las campañas políticas de toda clase de mandatarios. Por eso resulta evidente que muchos de los integrantes de la llamada clase política, a raíz de dichos contubernios así como de otras maniobras ilegítimas y fraudulentas, aunque difícilmente sancionables, desde el ámbito de la corrupta justicia que en el país padecemos, también obtienen dinero sucio, que requiere ser lavado y perfumado”.

La desesperación se está apoderando de aquellos que están acostumbrados a pernoctar en cargos de elección popular, con apadrinamiento de los que acumulan dinero sucio, porque esos “hijos” de Belcebú, están haciendo viaje sin retorno a las ergástulas del Tío Sam. El maridaje de los malvivientes con políticos y militares, no era más que una forma de agenciarse fondos para “ayudarle” a cualquier pinche mortal, capaz de vender el alma por un puñado de dólares a empotrarse en la maquinaria gubernamental, lo demás se convertía en “pan comido”, logrando contactar a cualquier autoridad para abrir senderos fronterizos, instalar laboratorios clandestinos y hasta conseguir custodia de las mismas autoridades, para comercializar la producción o tráfico de drogas.

Con los mecenas encarcelados y el control de las contribuciones que recibían los movimientos o partidos políticos, la situación se les vuelve una pesadilla, ya no podrán comprar una curul o alguna buena posición en el gobierno. Obligatoriamente tendrán que visitar todos los municipios y aldeas del departamento que deseen representar como diputados, consiguiendo ayudas que no serán de origen oscuro, para que los ciudadanos oigan las trilladas promesas y les concedan el voto, tanto en las elecciones internas como en las generales, si a los dueños de las instituciones políticas les da la gana enlistarlos.

Los que han acostumbrado a hacerse propaganda a través de medios informativos, mejor que se olviden, eso no se obtiene sin dinero. En resumen, la vigilancia de los fondos que se empleen en las campañas, será de todos, contra todos, hasta por cualquier bolsita que les lleven a los correligionarios serán denunciados y tendrán que dar cuenta y razón de su procedencia.

Los empresarios (no todos), han acostumbrado a financiar a los dos candidatos con más probabilidades de triunfo. ¿Será con el único propósito de colaborar con “el fortalecimiento de la democracia” y no para lograr preferencias en sus negocios con el Estado? Hay quienes le compran espacios a sus vástagos, para diputados o funcionarios, como un seguro para sus inversiones, así que muchos abandonarán el barco, porque ningún político gasta su propio dinero para hacer campaña. El control de las contribuciones a los partidos políticos todavía no está claro, pero la finalidad es que no se involucre dinero proveniente del narcotráfico, o contribuciones de países que desean el cambio de sistema en nuestro terruño.

Los “suspirantes” a cargos de elección popular, tienen que sudar la gota gorda y romper sus alcancías, porque en política, sin dinero, los activistas no dan un paso y para concentraciones hay que darles transporte y comida, de lo contrario prefieren ir a ver un partido de fútbol o potras locales y no estar escuchando por propia voluntad, las mismas mentiras. “Santo que no hace milagros…”.

Algunos que no pueden darle al pueblo ni una bolsa de agua, están tan molestos por los buenos resultados de la gestión del actual gobernante, que cada obra que inaugura como representante de los hondureños, el “fantasma” de la reelección los hace perder la cordura y sorpresivamente se han vuelto altaneros y agresivos, usando un lenguaje impropio de su conducta, desluciendo sus anteriores actuaciones en pro de la patria que han sido de tanta admiración, como dice el vulgo ¡bajaron el canasto! Están desesperados por integrar comisiones o el anonimato los enferma. Hay otros que solo falta que se reten a duelo como en el viejo oeste ¡con pistolas, sombrero y bigote azabache!

Por los vientos que soplan, la campaña será de mucha agresividad, los ñangaritas ya inician sus movimientos desestabilizadores para ganar adeptos entre la juventud que todavía no sabe lo que quiere. Y como en Honduras solo hay que dormir en una carpa fingiendo huelgas de hambre o levantar antorchas pegando gritos, rayando paredes y ya de perdidos, brincando en el Parque Central para atraer la atención ¡y se obtienen diputaciones!

De rodillas solo para orar a Dios.