Los criminales y el éxodo

Los criminales y el éxodo


Por Boris Zelaya Rubí

“…Las maras o pandillas son víctimas de su propia historia personal, ya que la violencia intrafamiliar y las privaciones económicas los orillaron a buscar en las pandillas una alternativa de vida. Son victimarios porque ejercen violencia en contra de sus rivales, o incluso contra ellos mismos para mantenerse en el modelo de organización”.

Cada día los medios de comunicación masiva presentan las masacres de jóvenes por “pleito de territorios entre maras”. Lo más preocupante es la indolencia que por la costumbre ya no conmueven a nadie y algunos hasta llegan a exclamar que ojalá se exterminen, por ser una generación mentalmente enferma. Entre los muertos y los migrantes, Honduras se está quedando sin jóvenes. La ley es poderosa, pero más poderosa es la necesidad.

En los operativos de las unidades policiacas, ya es costumbre “asegurar bienes producto del narcotráfico” y redadas de mareros dedicados al narcomenudeo y la extorsión, siempre (sospechosamente) portando armas de grueso calibre, uniformes de la policía y chalecos antibalas. La cuestión es que con las medidas tomadas en el vecino país de El Salvador, donde endurecieron las penas y los persiguen como si se tratara de terroristas, han ocasionado desbandadas de los malvivientes hacia nuestro terruño, aumentándose el número de los que reclutan jóvenes en los colegios o convirtiéndolos en adictos a las drogas, lo que ocasiona que estén dispuestos a matar, quemar buses del servicio público por una paga y así proveerse de los alucinógenos.

¿Se verán obligadas las autoridades a practicarle exámenes para detectar si usan drogas de algún tipo, a los alumnos de secundaria y universidad? ¿Por qué el vecino país Nicaragua, está libre de esta plaga? ¿Por qué no les consultamos en vez de utilizarlos de ejemplo, para que el “tal Mel” y sus allegados, siembren el caos con sus acusaciones contra el gobierno, por toda protesta planificada para seguir induciendo al pueblo a la violencia, ¡solo falta que se unan con los mareros! ¿Será que durante su mandato convirtió a Honduras en el paraíso terrenal?

Las muestras de valentía, para enfrentar el narcotráfico y el crimen organizado por parte del mandatario, son dignas de reconocimiento, procediendo a aplicar la justicia a militares involucrados, empresarios, políticos y personajes, que con dinero e influencias, desaparecen a cualquier mortal.
Es alarmante la gran cantidad de delincuentes, que día y noche acechan a ciudadanos honrados, la mayoría se sienten felices cuando matan a un criminal o felicitan a los que hacen justicia con sus propias manos, ¡esas acciones desesperadas no las aprobamos! Teniendo todo un andamiaje legal, no podemos comportarnos aplicando la ley del talión: ojo por ojo, diente por diente.

Las soluciones, sobre todo para los más vulnerables, son los jóvenes que todavía no han matado y que están en la fase de ser consumidores, son mediante las políticas públicas de prevención que se están llevando a cabo. Los otros convertidos en asesinos, cuyo lema principal es: ¡vives para la mara o mueres por la mara! no merecen ningún trato especial, se les debe encerrar en cárceles de máxima seguridad y de ser posible privatizarlas por aquello de las dudas, pues cada vez que hacen operativos encuentran armas, drogas y celulares además de tener sus visitas conyugales o de damiselas (pre-pago), convirtiendo las penitenciarías en oficinas de lujo, para continuar planificando crímenes y asaltos sin peligro, ¡tienen seguridad y hasta guardaespaldas!

Mientras soñamos con volver a vivir en un país sin violencia, algunos ciudadanos se dan el lujo de contratar seguridad privada para sus viviendas y negocios, los demás que no cuentan con suficientes recursos para ese sacrificio, se consuelan comprando un perro aguacatero un “corvo” o “chuzo” bien afilado y rezar todas las mañanas agradeciendo al gran Arquitecto del Universo, por otro día de vida.
De rodillas solo para orar a Dios.

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