Aumentar impuestos o eficiencia fiscal

Aumentar impuestos o eficiencia fiscal


JORGE FLORES SILVA

Los agentes económicos están llamados a buscar la eficiencia en el uso y aplicación de los factores de producción. La productividad es una relación de eficiencia, en tanto que la producción es el volumen del producto obtenido o servicio entregado. Un pequeño productor agrícola que tiene 5Has puede obtener exactamente igual volumen de producción que otro productor que posee 10Has o bien dos productores tienen la misma cantidad de tierra, digamos 5Has cada uno, pero uno de ellos obtuvo 100qq de maíz y el otro con la misma cantidad de tierra obtuvo un volumen de producción de 400qq del mismo rubro. Estos sencillos ejemplos ilustran la productividad de la tierra que puede también estar asociado al tipo y clase de suelo y la tecnología empleada, lo mismo puede ser aplicable al capital y a la mano de obra, con las diferencias del caso.

De tal forma que, sin llegar a cálculos matemáticos propios de la economía marginalista, el no economista puede entender y diferenciar entre: producción y productividad. Contrario a la realidad social, el sector privado siempre dará primacía a la rentabilidad económica, la cual no se puede lograr sin la eficiencia económica, que incluye además la fiscal, el uso del tiempo, la utilización de bienes de capital, incluido los bienes intermedios y los instrumentos de producción. Todo ello es importante para obtener parámetros que expliquen el qué, cómo y para qué invertir. Esto es lo que permite la orientación económica, para determinar la capacidad de ahorro y utilidades disponibles para tomar previsiones en caso de shock externos e internos y el comportamiento de la economía nacional e internacional.

La política económica que impulse el sector público también es básica para generar riqueza, porque cualquier instrumento de política monetaria o tributaria puede tener efecto expansionista o contractivo según los objetivos de la autoridad económica. En este caso también es importante la planificación en el sector público sobre la base del bien común, sin menoscabo del interés privado. Para ello no hay que ignorar el principio de eficiencia, utilizando el presupuesto como instrumento de desarrollo y no solo orientarlo al gasto corriente. Una efectiva política tributaria puede expresarse en progresividad fiscal, equidad distributiva en la asignación de recursos, buena administración de los tributos, capacidad y facilidades de recaudación, etc. También debe existir cultura de pago en todo empresario o ciudadano común, evitando la evasión y tener conciencia que el empresario que no paga hace competencia desleal a sus compañeros, en virtud que no pagar impuestos le da capacidad para bajar precios, y así saca del mercado a la competencia que paga y no puede bajar precios que sobrepasen el punto óptimo de utilidad razonable. Subir o bajar los impuestos es una medida que debe hacerse con discernimiento económico, la mayoría de los gobiernos optan por crear o subir tributos, sin embargo, puede ser más saludable bajar impuestos siendo eficiente en su recaudación y facilitando trámites de pago. Bajar impuestos puede mejorar competitividad, aumentar ingresos y tener más capacidad de ahorro para invertir y generar empleo.

De esta manera se permite acceder al ingreso que a su vez podría incrementar los ingresos tributarios para las finanzas públicas, como resultado de la mejoría económica de las familias, los empresarios y los trabajadores. De modo que una política económica ineficiente solo genera desconfianza y desestímulo a la inversión, limita la creación de riqueza, se generan bajos excedentes exportables, engendrando un círculo vicioso entre desempleo-bajo ingreso y limitado crecimiento económico, tan necesario para ampliar la base material de la sociedad y la acumulación de capital que nos encamine al desarrollo humano sostenible.

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