Verdad con respeto no debe ofender

Verdad con respeto no debe ofender


RAMÓN CUSTODIO

La memoria histórica es recordar hechos históricos con el debido orden y disciplina, en busca del bien común que le ahorre al pueblo hondureño una nueva crisis política al tropezar con la misma piedra de la reelección presidencial inconstitucional, causa de todas las crisis políticas desde el siglo diecinueve.

El partido Nacional impuso una reelección impolítica e inconstitucional, pues logró que el mismo gobernante estuviera en el poder desde 1933 hasta 1948, con una sola elección legítima en 1932, al convertir sucesivamente el Congreso Nacional en Poder Constituyente y este en un Poder Legislativo, ya que el pueblo aclamaba al mismo presidente por medio de telegramas, quien se veía obligado a acceder a la demanda popular; la argolla de hoy que quiere hacernos creer que el presidente de la República debe reelegirse, porque miles de hondureños le piden que se quede en el cargo mediante firmas recogidas en forma ilícita e inconstitucional, porque la Constitución de la República la prohíbe.

Cuando voceros del partido de gobierno afirman que el actual presidente de la República no tiene ninguna responsabilidad, porque nunca lo ha dicho, pero igual deja hacer y deja pasar, lo que no debe hacerse ni dejar pasar, es la misma mica, con distinto rabo.

Además, dejar hacer algo ilícito e inconstitucional en lugar de impedirlo, es un acto permisivo que constituye el delito de tolerancia o aquiescencia.

Decir que el acto de mala fe de la reelección es una tontería o una estupidez, no es un insulto para nadie, porque solo es afirmar que los que promueven esto, tienen el nivel de pensamiento de un niño de dos o de cuatro años. E insisto, si solo se incluye a los que promueven este absurdo inconstitucional, con la necedad digna de una mejor causa, no es faltarle el respeto a los nacionalistas honestos, inteligentes y de consistente moral pública, que no están de acuerdo con esta perversa manipulación.

Ahora los que recogen firmas quieren lograr la reelección del actual gobernante, son los que le están faltando el respeto al pueblo hondureño y a los militantes de todos los partidos, pues saben que la reelección constituye un delito que pone en peligro incluso la personalidad jurídica de todos los partidos que la propicien, pero especialmente la del Partido Nacional. Algo que ya debiera haber sido advertido por el Tribunal Supremo Electoral, porque es su responsabilidad constitucional.

De modo que es tiempo de decirlo, con la mayor claridad posible, porque quien calla otorga, milite en el partido que milite.

A mí me anima ahorrarle dolores de cabeza al pueblo hondureño, por los sufrimientos por una nueva división y crisis de la ciudadanía hondureña, por culpa de los que irresponsablemente están llevando a nuestro país a una crisis y fraccionamiento que puede llegar a ser más grave aún que los sufridos en el 2009.

Lo digo sin ánimo sectario, pues he renunciado a la iniciativa política de la que fui parte dentro del Partido Liberal, mediante el siguiente mensaje a la abogada Maribel Espinoza Turcios, el 17 de junio último: “Buenos días abogada y amiga, creo que la incomunicación es un signo muy negativo, que acepto y respeto como parte de una decisión del grupo, vale más la amistad. Gracias”.

El plebiscito y el referéndum en la Constitución de la República hacen de la recolección de firmas un acto más parecido a los telegramas de los tiempos del general Carías, que a una acción constitucional.

Si los que gobiernan fueran más responsables en su quehacer democrático, dedicándose a la gobernanza, no habría necesidad de la pirotecnia en política ni del señalamiento de su retardo mental.

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