Nadie quiere ser como Cabañas

Nadie quiere ser como Cabañas


En la década de los años 1850 fue designado para dirigir el gobierno de Honduras el general José Trinidad Cabañas; fue de esas décadas duras, difíciles para nuestra nación: pobreza, guerras intestinas, destrucción por huracanes, en fin, aquella barbarie parecía no acabar.

Al terminar su mandato, siguió su vida en su casa de habitación, en la entonces capital Comayagua, y como era de oficio leñador, continuó con su quehacer, sin ostentar fortunas, contrario a lo que sucede hoy con los expresidentes, por eso le llamamos el caballero sin tacha y sin miedo. Miren la diferencia: para los delincuentes de cuello blanco se estableció la MACIZA, para los ignorantes es la MACCIH, y para los que se roban una gallina, es la MAZORCA, porque a estos sí se las dejan ir toda.

Habiendo tenido durante todo su mandato a la oposición Ferrerista, estos logran llegar al poder en 1866, y con una especial dedicatoria establecen una veda-forestal, dizque para recuperar los bosques; y siendo el héroe nacional un ciudadano respetuoso de la ley, decide no ejercer su oficio, se deterioran sus ingresos, y más aún, habiendo renunciado a su pensión vitalicia como expresidente, cae en calamidad doméstica, que lo lleva a su muerte por inanición.

Todavía existe la casa de habitación de este héroe nacional para que podamos compararlas con las colosales residencias, con helipuertos de concreto y de grama San Agustín, de los expresidentes modernos y actuales; sus fortunas son tan grandes, de manera tal, que hasta para el TSC les imposibilita contarlas. Por el miedo a morir de hambre, no quieren ser como CABAÑAS.

Julio César Martínez

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