Respingan por la extradición

Respingan por la extradición

OCTAVIO CARVAJAL

Nos parece un desaguisado oportunista que quienes en el reciente pasado lidiaron por una moderna, “justa”, Constitución para castigar y acabar con islas oligarcas, brollen aterrados riñiendo reformas legales sobre la extradición de hondureños a Estados Unidos por delitos de narcotráfico, lavado de activos y fraude, entre otros.

El expresidente liberal Manuel Zelaya Rosales, quien para muchos es “ícono” de nobleza y decencia, nos asombró con su brinco al declarar su intención de “contrarreformar” el artículo constitucional 102 que garantiza echar al norte a civiles, funcionarios y exservidores oficiales ligados a la narcoactividad, al blanqueo y las coimas de capitales.

Con exportarlos, según Zelaya, los “cachos” se clavaron solos en la silla, avalando la “injerencia” del imperio de zanjar el futuro de grandes conciudadanos.

El exgobernante cambió bruscamente de sentir tras la captura de Yankel Rosenthal y la sumisión de su exministro de la Presidencia, Yani Rosenthal Higaldo, señalados por autoridades “gringas” de lavar dinero a narcotraficantes.

El hombre fuerte de Libertad y Refundación (Libre) lideró desde 2008 una lucha tenaz por acabar con la impunidad de grupos autócratas en Honduras, urgiendo, entre diversos regateos, volarse la Constitución a través de una Asamblea Nacional Constituyente conformada por todos los sectores para exterminar a poderosos impunes.

Resulta extraño que Zelaya, retirado casi un año del Congreso, salte la barda y, hoy, se oponga claramente con castigar delincuentes de “cuello blanco” sin distingos de colores políticos para que las mayorías no se sientan burladas e impotentes frente a numerosos ladrones públicos sin cárcel por una pecaminosa justicia. ¡Extraña conversión!

La expresión del exjefe de Estado puede asustar, pero de todos es sabido de su incontenible furor.

Siete años atrás bautizó la reelección presidencial, luego se opuso porque no sacia sus apetitos.

Ahora busca frenar la entrega de malhechores de gobierno, libres en malditas butacas.

Macho que respinga chimadura tiene.

Denle sedante