La devaluación y los consumidores
La devaluación y los consumidores
Editorial El Heraldo
Por mucho que sea una de las recetas más impuestas por el Fondo Monetario Internacional a los gobiernos que controla, y que es considerada un elemento clave en el incremento de las exportaciones, lo cierto es que en un país como Honduras la devaluación de la moneda solo tiene efectos negativos. La cuestión es que de nada sirve volver más competitivos los productos hondureños en el mercado internacional, con un lempira devaluado, si no se adoptan medidas para elevar cuantitativa y cualitativamente la producción y por ende las exportaciones.
Un reciente informe del BCH señala que al final del tercer trimestre de este año, se redujo el déficit comercial con Estados Unidos, en comparación con las cifras del mismo período del año anterior. Pero se debió a que “hubo un descenso de 22.5% en las importaciones que provienen de Estados Unidos, en especial en las compras de combustibles”, ya que más bien las exportaciones hondureñas hacia ese mercado registraron una reducción de $58 millones entre enero y agosto de este año. Pero eso sí; la pérdida de valor del lempira frente al dólar sí impacta negativamente en el incremento de los costos de producción de aquellas empresas que deben importar materia prima, insumos, equipos, maquinaria, tecnología, etc. Y por supuesto también a los consumidores en general que deben comprar no solo los productos importados, sino también aquellos producidos en el país a precios más caros porque se requirió de dólares para producirlo, elaborarlo, transportarlo o comercializarlo.
De hecho, desde que en julio del 2011, el gobierno nacionalista de Porfirio Lobo le abrió de nuevo las puertas a la devaluación hasta ayer, la moneda nacional ha perdido 3 lempiras con 38 centavos.
El proceso de devaluación se ha acelerado todavía más en los últimos días, en parte quizás al incremento de las importaciones en esta época del año, pero lo cierto es que desde que el gobierno cedió reactivar la banda cambiaria ya nada volvió a ser igual para el lempira que se había mantenido estable desde el 2005 hasta 2011. Irremediablemente esto termina impactando en los bolsillos del consumidor
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