Alumnos que no leen

Alumnos que no leen

Noé Vega

El Internet ha revolucionado de muchas maneras la forma cómo nos comunicamos, así como la forma cómo desarrollamos nuestras actividades y aprovechamos mejor el tiempo, pero en cuanto a los estudiantes de todos los niveles, los efectos de esta revolución tecnológica de las comunicaciones son desastrosos. Es más muchos maestros están cayendo en el uso ilimitado del Internet sin tener el menor reparo en evaluar si el hecho de mandar a un estudiante a realizar una investigación a través de Internet, realmente le beneficia y se cumple el fin investigativo. Probablemente los cafés Internet y las papelerías son las que al fin de cuentas salen realmente beneficiadas, pero el estudiante, al final no ha captado nada de lo investigado.

El año 2005 fue declarado en la Cumbre de Presidentes celebrada en Bolivia, como el Año Iberoamericano de la Lectura. El colosal reto que se propuso tal declaración fue articular un plan a nivel gubernamental, privado y de la sociedad civil para desarrollar varias actividades que propicien en los estudiantes el interés en leer. Esta iniciativa que contó con el patrocinio de todos los países presentes en la cumbre, tuvo como finalidad estimular de diversas maneras el hábito de la lectura en todo sentido. Porque realmente leer no solo es un verbo de nuestro idioma; leer es más que una palabra que define una actividad académica, leer es una forma de vida, es uno de los hábitos más saludables, leer aporta tanto a la persona humana que, bien podríamos decir que se puede evaluar a una persona por el nivel de lectura que tiene. La persona que lee es siempre una persona interesante, porque siempre tiene algo que decir.

Y el fomentar este hábito o esta forma de vida, no es una tarea que asumen en exclusiva o en solitario los maestros, leer es algo que se fomenta desde el hogar, es allí donde se ponen las bases de la personalidad y entre esas está desarrollar no solo un hábito por la lectura, si no una auténtica pasión por la lectura, por el conocimiento, que mejorará tanto la vida de las personas, que una persona que lee nunca será la misma. Empero, estas obligaciones que ahora le imponen al estudiante de investigar cualquier tema vía Internet no está produciendo efecto académico o cualitativo en la vida del estudiante que se limita a copiar la información referente al tema sin tener la dedicación para estudiarlo a profundidad y conocer todo los aspectos relacionados al tema que se investiga. Y no creo que los maestros vayan tampoco a leer aquellas “profundas investigaciones” hasta con imágenes, todo tomado de Internet. ¡Qué engaño!

Los estudiantes pueden saber mucho, pero de su cantante favorito, de su equipo de fútbol o del último escándalo en la farándula, pero de historia, de ciencia, de matemáticas o de cultura general saben muy poco.

Es necesario estructurar políticas educativas públicas que ubiquen la lectura como una prioridad en el sistema educativo nacional a todos los niveles.

Si contamos las películas que un estudiante vio en el año contra los libros que leyó en ese mismo período, la cuenta nunca nos cuadra; mientras las películas estuvieron a la orden del día dos o tres por mes, los libros estuvieron huérfanos sin que muchos se interesaran en sacarles todo su conocimiento. Sin embargo, los alumnos hicieron decenas de investigaciones “en Internet”.

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