La política en Honduras ¿una actividad lucrativa?

La política en Honduras ¿una actividad lucrativa?



Por Boris Zelaya Rubí

En referencia al combate contra la corrupción pública, “la falta de resultados ha sentado un precedente que ha tenido como consecuencia, entre otras, la denuncia en diferentes medios de comunicación, de una cantidad de actos identificados y definidos como actos de corrupción, algunos de ellos han sido investigados y la Fiscalía General del Estado ha presentado acusación ante los tribunales de justicia, pero no hay todavía resultados que constituyan confianza, para la ciudadanía en las instituciones que defienden el interés de la sociedad”.

El inolvidable catedrático abogado Ramón Arturo Pineda Leiva (Q.D.D.G.) en una de sus tan amenas charlas nos hacía el comentario que en nuestro país somos tan pasivos y de escasos valores, que cuando veíamos a un exfuncionario transportándose en un vehículo de lujo, exclamábamos con alegría ¡qué bien le fue al fulanito! hizo mucho dinero como administrador de una aduana, con este relato resumía el pensamiento de los conformistas. Los “ñangaritas” por su parte, despotrican contra los países que nos usan como “conejillos de indias”, que hacen todo tipo de estudios y recomendaciones, calificando nuestro lento desarrollo como si hace poco dejamos de usar “tapa rabo”.

Nuestro buen amigo Gerard Pendrey Zelaya (Q.D.D.G.) al retorno de su viaje de estudios por Norteamérica, contaba que algunos de sus compañeros gringos, no tenían ni idea de la ubicación geográfica de Honduras y le preguntaban ¿a qué edad les dan a ustedes el arco y la flecha? Nuestro querido amigo se revestía de paciencia para soportar las burlas y les daba una explicación sobre nuestro país. Por desgracia el conocimiento internacional sobre Honduras está lleno de aspectos negativos, por la eternamente vapuleada democracia, que aunque con la ayuda del exterior se ha puesto freno al movimiento de las drogas que según expertos analistas nos tenían convertidos en un narcoestado, se dieron pasos gigantescos y ha ido desapareciendo en forma gradual la intromisión política en ese campo, aún a costa del peligro que representa eliminar ese flagelo.

El pueblo hondureño durante siglos se ha acostumbrado a ver desfilar por la administración pública, funcionarios de primera, segunda y tercera categoría, que pasan a vivir una vida más cómoda que los demás en un santiamén, sin que sus ingresos normales armonicen con sus inversiones. Hay como siempre sus pocas y raras excepciones, a los que se les califica como: “no le entendió al trámite” o “se le olvidó que tenía que hacer obras para “tirar la gata a retozar”. Los personajes que han logrado una vida económica que les ha permitido figurar en los mejores salones, disque de la alta sociedad e invitados permanentes en los jolgorios diplomáticos, no les molesta el señalamiento constante de los pocos que protestan, al fin y al cabo son una minoría porque la mayoría del pueblo es víctima del analfabetismo y su constante lucha por el pan de cada día, los hace ignorar lo que pasa a su alrededor, llevando una vida sin objetivos ni ambiciones con la monotonía propia de la gente del campo, con un control y complicidad de algunos medios informativos. Si los saqueadores de las arcas, por casualidad llegan a ser enjuiciados, aparecen unos queriendo vernos las caras de tontos, gritando que se trata de ¡persecución política! Y no olvidemos que “…cuando el puñal es de oro el juez…”.

En resumen, se debe trabajar en la unidad familiar y los principios morales más el temor a Dios, porque ya se probó en varios países del mundo que propugnan por eliminar la desigualdad social y hacer desaparecer a los que ostentan el poder económico, que no es más que una ¡cháchara banal!, pues no pasan de ser oportunistas circulando por diferente ruta, para gozar de las mieles del poder y vivir ellos y sus generaciones igual que los del “capitalismo salvaje”.

Por mientras, seguiremos insistiendo que debemos aplicar la formula más sencilla para detectar los ladrones del erario que consiste en: Sumar el total de sus ingresos, más sus herencias premios de lotería o donaciones versus el valor de sus propiedades e inversiones, investigando operaciones fraudulentas con prestanombres que los representan en algunas empresas o cuentas bancarias y por supuesto analizar sus hábitos y estilo de vida, escuelas, viajes etc., y tendremos más de alguno exhibido como ladrón.

¿Y los que han adoptado como profesión lucrativa ser diputados? Bueno, existe gente que es muy ahorrativa y se visten todo el período con un solo traje y los mismos zapatos llegando a acumular enormes fortunas. Nuestra tía abuela Carmelina Rubí Vda. de Moncada (Q.D.D.G.) poetisa, escritora y maestra de generaciones, nos decía: “En Honduras son muy raras las fortunas que no tienen origen oscuro”.

¡Feliz Navidad a todos! Que conste, a nosotros tío Sam ya nos las adelantó.

De rodillas solo para orar a Dios.

Comentarios

Entradas populares