Peligros de la contaminación atmosférica

Peligros de la contaminación atmosférica


Sigfrido A. Sandoval
Miembro del CIMEQH

Hemos visto impresionantes e increíbles imágenes televisivas de cómo la ciudad de Pekín, capital de la República Popular de China con una población de 20 millones de habitantes, se encuentra envuelta en una espesa niebla de gases y partículas que ha llevado a las autoridades, por primera vez, a emitir una “alerta roja”.

De los diez países más contaminantes del mundo, China ocupa el primer lugar, con una emisión de 6,018 toneladas de C02 al año. Existen, además de Pekín, otras importantes urbes que también muestran altos niveles de contaminación atmosférica como la ciudad de México, Nueva Delhi, Los Ángeles California, Santiago de Chile, etc. Trece de las quince ciudades más contaminadas del mundo se encuentran en Asia.

Múltiples estudios realizados, muestran con absoluta contundencia que la contaminación atmosférica constituye el problema medioambiental que más impacta sobre la salud humana. Hay una clara relación entre la calidad del aire y las enfermedades por las que anualmente mueren centenares de miles de seres humanos en diferentes sitios del globo terráqueo.

De acuerdo con la ciencia, existen muchos tipos de contaminantes atmosféricos entre los cuales sobresalen los siguientes: las partículas (humo y hollín); el dióxido de azufre (SO2); el ozono (O3); el plomo (Pb); los óxidos de nitrógeno (NO y NO2); el monóxido de carbono (CO). Precisamente para estos contaminantes, la US EPA (la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos) ha establecido estándares y límites por lo que el análisis de sus concentraciones sirve para determinar la calidad del aire.

De cualquier manera, es importante señalar que se ha establecido que de estos seis contaminantes el más peligroso y fatal para el ser humano parece ser las partículas (humo y hollín). Se argumenta que las partículas, cuando se inhalan, penetran en los pulmones y allí se quedan alterando su funcionamiento, irritando los bronquios y alterando su acidez/alcalinidad (el pH). Se ha logrado determinar que las partículas más pequeñas, en el orden de 2.5 millonésimas de metro, son las más dañinas y peligrosas por su capacidad de penetrar muy profundamente el pulmón.

Estas partículas tienen su origen en los procesos de combustión del carbón (caso de la actual nube de humo que cubre a Pekín), de la leña, de los combustibles usados en los automotores y en las centrales térmicas de generación eléctrica. Se sabe, que los coches que usan diesel contaminan más por partículas que los coches de gasolina.

Todos los productos mencionados, particularmente los combustibles fósiles, poseen en su composición el elemento azufre en diferentes concentraciones. Por ello, durante su combustión, junto con las partículas, también se genera dióxido de azufre (SO2). Este gas, en contacto con el aire, se oxida y forma pequeños núcleos de condensación no quemados que dan lugar, nuevamente, a la formación de partículas que, como ya señalamos, es el contaminante atmosférico culpable de la mayor pérdida de vidas. El SO2, en altas concentraciones, también reduce la visibilidad al formar una densa nube gris, y también se considera responsable de la pérdida de muchas vidas humanas.

La ciencia nos ha informado que el ozono (03), otro de los contaminantes mencionados, forma en la estratósfera una capa que nos protege de los rayos ultravioleta que emite el sol. Pero, cerca de la superficie, este gas es dañino para los seres humanos e irrita severamente los órganos del sistema respiratorio. Los óxidos de nitrógeno (NO-NO2), que se originan fundamentalmente durante el quemado de los combustibles de los vehículos a motor y de las centrales térmicas, conjuntamente con el ozono y el SO2, entran en reacción fotoquímica con los rayos del sol formando una densa nube parda conocida como el “smog” muy común en muchas ciudades.

En nuestro país, particularmente en Tegucigalpa, durante la época seca del año el hondureño tiene que soportar una irritante y desagradable capa de humo resultado de la quema, realizada sobre todo por pirómanos de nuestros bosques y demás foresta. Suponemos, ya que desconocemos si existe alguna institución que analice cuáles son los contaminantes presentes y en que concentraciones se encuentran, que además del anhídrido carbónico (CO2), que es un gas de efecto invernadero, inhalamos grandes cantidades de partículas que irritan nuestro aparato respiratorio y que impacta severa y particularmente en niños y adultos mayores quienes literalmente llenan los centros de salud públicos y privados. No se sabe, ya que no se lleva ninguna estadística al respecto, cuántos hondureños mueren por causa de la contaminación del aire, resultado de la quema del bosque como de la quema, sin regulación ni control de los diferentes derivados del petróleo

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