Costumbres erráticas
Costumbres erráticas
Por Mario E. Fumero
Durante las fiestas navideñas, nos enfrentamos a prácticas que son completamente erráticas y paganas, fuera del contexto de lo que debe de ser la celebración de las fiestas navideñas. Me refiero a las prácticas incoherentes, pero muy populares entre nosotros, de quemar pólvora en las fiestas navideñas. Esta práctica tristemente causa tragedia, y sobre todo, es inaceptable el derroche de dinero que se hace, el cual bien podría servir para aliviar la terrible pobreza y miseria en que vive una gran parte de la población hondureña. Por lo tanto, es inaceptable la cultura de la pólvora, o sea, el ruido de cohetes, morteros y otros artefactos que se queman en estos días en proporciones alarmantes.
Lo primero que indicaré es la contradicción existente entre el mensaje de Navidad, que proclama una “noche de paz”, con el inmenso ruido intenso de explosiones que convierte esa noche en una “noche de guerra”, con un ruido que alteran la paz y contaminan el aire, produciendo un daño acústico y de contaminación ambiente inaceptable como cristianos. ¿Se imaginan ustedes a los pastorcitos de Belén y a los magos del Oriente, explotando cohetes y morteros en el establo donde nació el Niño Jesús, el cual dormía en los brazos de su madre? La cultura del ruido causada por las explosiones de la pólvora, nada tiene que ver con el mensaje de la Navidad. Esta es una práctica anticristiana y pagana.
Lo segundo que genera esta costumbre es el daño que causa al medio ambiente y a la salud de los que hacen tales prácticas, en su mayoría niños.
¿Cuántos niños y adultos han sido mutilados con la pérdida de una mano, o de los dedos, o han sufrido serias quemaduras, y en algunos casos hasta perdieron la vida, y todo ello por el uso de pólvora en una celebración que tristemente no tiene nada que ver con la celebración de una festividad cristiana? En estas fechas navideñas los hospitales reciben miles de casos de accidentes causados por tales prácticas, y el Estado gasta grandes sumas de dinero para reparar el daño, dinero que no tiene para atender a los quemados por la pólvora.
Lo tercero de esta práctica incoherente y lo más terrible, es la miseria y pobreza en que vive la mayoría de la población hondureña (un 75%) y el derroche de recursos causados por quemaduras. En estos días, miles de familias no tienen ni leche para sus hijos, mientras muchos llamados cristianos, gastan miles y hasta millones de lempiras en cohetes, morteros y la quema de pólvora, solo por el placer de sentir un ruido, y hacer de la noche de paz, en una noche de guerra.
¿No sería mejor usar el dinero que quemamos de forma absurda, en ayudar a personas pobres que no tienen qué comer esa noche? ¿No sería más cristiano, en vez de gastar en pólvora, tomar ese dinero, e ir a un orfanatorio, hogar de ancianos u hospital de niños, para llevarles un regalito, una cena, o un presente que les alegrará en medio de la pobreza? Lo más triste es que los supuestos cristianos celebran estas fiestas de armonía, amor y paz con la quema indiscriminada de pólvora, adaptando una cultura pagana y contraria al espíritu cristiano de la Navidad. Digamos ¡NO! al ruido y a la pólvora, y busquemos la paz y la tranquilidad entre los que decimos ser seguidores en Jesús.
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