Adiós 2015

Adiós 2015


Redacciòn El Heraldo

Despedimos este año que hoy concluye con una mezcla de alivio por lo repudiable ocurrido en estos 365 días: graves casos de corrupción perpetrados por políticos, funcionarios, empresarios; violencia que segó la vida de compatriotas y extranjeros; deportaciones masivas; elevadas tasas de desempleo y subempleo; fracaso en depurar la Policía.

Simultáneamente, acaecieron hechos positivos que dan margen para el optimismo. Por vez primera existe la voluntad política, al más alto nivel gubernamental, para combatir el crimen organizado, lo que se ha concretado en la deportación de delincuentes de alto riesgo, contando con la oportuna colaboración de autoridades federales estadounidenses; en pocas semanas llegará al país la Misión de Apoyo contra la Corrupción e Impunidad (Maccih), integrada por juristas internacionales dotados de autonomía, gracias al respaldo de la OEA. Será en enero que se realizará la selección de magistrados que integrarán la nueva Corte Suprema de Justicia, la que deberá estar conformada por abogados honestos, capaces, con criterio independiente para no doblegarse ante las interferencias de otros poderes estatales. Esas son las expectativas ciudadanas, que no pueden ser nuevamente defraudadas.

Las tasas de homicidios han descendido en comparación a los años anteriores; con ello, el clima de seguridad se ha incrementado. El anuncio del presidente Hernández de un nuevo Código Tributario debe estar basado en el principio de equidad: quien más ingresos y beneficios percibe debe pagar, proporcionalmente, mayores tasas impositivas, dejando atrás indebidos privilegios para ciertos grupos y personas. Las relaciones de Honduras con la Comunidad Europea y con Estados Unidos se encuentran en un punto óptimo, tal es lo declarado por el embajador Karlsen, en tanto el Congreso estadounidense aprobó $750 millones a Guatemala, El Salvador y Honduras, en el contexto del Plan Alianza para la Prosperidad, un voto de confianza de Washington en materia de justicia y seguridad.

Así, lo positivo supera a lo negativo, lo que conlleva que prevalecerá la unidad de propósitos y la cohesión entre gobernantes y gobernados.

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