Cuando la carne está dura
Cuando la carne está dura
Alejandro Espinoza
Toda persona ha tenido la experiencia de ir a un restaurante de carnes sentir el olor muy grato y aumentar su apetito sentarse y esperar, pero lamentablemente a la hora de comer y morder ¡la carne está dura!
Uno se pregunta ¿Será que me dieron la carne del lado donde la vaca duerme? ¿Qué paso aquí? Lo cierto es que cuando el corazón humano se endurece se pueden evidenciar experiencias similares.
La escritura relata que Dios se le apareció a Jacob en un sueño diciéndole que estaría con él y lo bendeciría “Y despertó Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Dios está en este lugar, y yo no lo sabía” Génesis 28:16
He podido estar en lugares donde las personas se dan cuenta de la realidad de las circunstancias, entonces gritan, lloran y corren pero otras no se inmutan ni dicen nada porque no perciben la realidad del mundo natural o espiritual. La razón es una; el corazón está endurecido.
La carne y el corazón se endurecen por las ofensas y heridas emocionales entre los seres queridos. Mateo 18:7 dice ¡Ay del mundo por las ofensas!, porque es necesario que vengan, pero ¡Ay de aquel hombre por quien vienen!
Las ofensas no podemos evitarlas por nuestras actitudes apresuradas, palabras descuidadas y otras causas, aunque la ofensa no sucede en la mente sino en el corazón, pero queda en nuestro pensamiento como la serpiente que ha mordido y tirado el veneno afectando todo el cuerpo humano trayendo síntomas y signos que alteran la conducta humana.
Cuando la carne está dura las razones pueden ser ira, enojo, rencor, odio; pero si la carne está blanda tendremos paz, bondad, mansedumbre y sensibilidad espiritual y natural. “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará a vosotros vuestro Padre celestial”.
La gracia de Dios está para sanar y permitir que su vida sea llena de paz, amor y gozo.
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