¿Primavera catracha a la vista?

¿Primavera catracha a la vista?

Por aquí anda o andaba el presidente de Costa Rica, tratando de revivir con su homólogo de Honduras el cascarón que envuelve en su seno a varios elefantes blancos de la región, entre ellos el Parlamento y la Corte Centroamericana de Justicia.

Es buena la visita del mandatario de los “ticos” para que nos refresque la memoria que en ese país vecino cayeron en prisión dos presidentes al hilo, ambos por corrupción, y en ninguno de los casos hubo necesidad de que un país extranjero los pidiera en extradición. Todo lo contrario, el gobierno costarricense repatrió a uno de ellos que estaba nada menos que de secretario general de la OEA, allá en Washington.

El ejemplo en el istmo no es exclusivo de los “ticos”. En Nicaragua, El Salvador y Guatemala también hay y ha habido expresidentes en la cárcel.

Hoy, por fin, exclama la gente en las calles, unos con júbilo, otros sorprendidos, y unos pocos con pesar, Honduras ve a uno de sus expresidente tras las rejas... ¿Cuántos años después?... ¿Por acción y efecto de la justicia hondureña o de la extranjera?

Sea una cosa o sea la otra, lo importante es que la “primavera catracha” se empieza a sentir, y el club de los “intocables”comienza a pagar factura.

La expectación ahora es quién sigue. Quién será el próximo en conseguir un avioncito prestado para irse a entregar.

¿Quién será el próximo? En los “moles” se habla de que aquí todavía quedan muchos personajes intocables, a unos ni siquiera se puede mencionar so pena de caer en desgracia hasta con la Divina Providencia, y que ya es tiempo que empiecen a rendir cuentas. Cuentas que nunca rindieron cuando ocuparon los más altos cargos que el pueblo designa, porque tenían, y siguen teniendo, todo bajo control. Y su manto de impunidad cubre hasta a sus exministros.

Es por eso que diversos sectores son proclives a entregarle la administración de la justicia a extranjeros, no importa si son los “gringos”, la Cicig, la Maccih, o lo que sea.

La razón es bien clara: Nadie confía en que la justicia hondureña le echará el guante a esos personajes