Las leyes, ciudadanía y corrupción

Las leyes, ciudadanía y corrupción





MIGDONIA AYESTAS

¿Cómo ser ejemplo en un país donde sobran prácticas corruptas, donde la honestidad se llama tontería o se cree que en las instituciones se puede emplear personas que han participado en una campaña política?, ¿hacia dónde vamos como país al creer que a las instituciones se va a cobrar un salario y al salir, ya con vínculos y redes de confianza, pretenden ver la oportunidad de negocio para montar una empresa y vender?

¿Cuál es el ejemplo? Quizá debemos revisar, porque vemos como héroes a los culpables de la pobreza, marginación y exclusión social, los que han sido o fueron funcionarios públicos deben ser la imagen del buen hondureño, de un héroe viviente que con sus palabras y actos da cátedra de ética, amor a la patria e identidad nacional.

Esa es la marca de la cual debemos sentirnos orgullosos; ya Alfonso Guillén Zelaya estableció que “lo esencial es que cada uno tenga la dignidad de su trabajo, la conciencia de su trabajo”.

¿Cuáles son las medidas que debe establecer esta sociedad para garantizar que nuestros políticos, policías, fiscales y jueces sean congruentes con los valores y la conducta que tratan de imponer, transformar o castigar?

Ahí hay que revisar si tanta legislación punitiva nos sirve para reducir los niveles de corrupción e impunidad o para fortalecer las capacidades de las personas, garantizar seguridad ciudadana y evitar que se involucren en actividades delictivas.

Definir cuáles son los delitos que se comenten en un espacio geográfico y, sobre todo, establecer quién es el delincuente, cuáles son sus redes y el castigo a imponer de acuerdo a la ley es un enorme reto para el Estado de derecho, igual lo es aplicar el criterio de igualdad ante la ley al evidenciar que no importa quién es el delincuente que se investiga y se pone a la orden de la autoridad.

Las y los funcionarios que en el desarrollo de sus deberes, por acción u omisión, permitan que la corrupción y la violencia se reproduzcan, no la prevengan y la fomenten, deben ser juzgados sin importar si se trata del presidente, diputado, fiscal, campesino o docente.



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