La corrupción en el PAH y mucho más

La corrupción en el PAH y mucho más

Editorial El Heraldo

Más allá del monto, del período y de la oficina investigada, el informe de auditoría del Tribunal Superior de Cuentas al Programa Ampliando Horizontes (PAH), donde encontró una serie de irregularidades, reconfirma lo obvio: que más que administradores de los bienes públicos tuvimos, hemos tenido y tenemos verdaderos saqueadores. Y es que los hechos que hoy nos ubican como uno de los países con más corrupción en el mundo han sido recurrentes en toda nuestra historia y solo han ido cambiando de modalidad, de estilo, de forma con el paso del tiempo.

Otro acompañante permanente de la corrupción ha sido la impunidad de que gozaron, han gozado y gozan los saqueadores de los bienes públicos, que a la postre se convierte en el principal aliciente no solo de este ilícito sino también de los otros que han convertido a Honduras en uno de los países más inseguros y violentos del globo. Así es que el hecho de que hoy nos venga a decir el TSC que entre el 1 de enero de 2010 y el 21 de diciembre de 2012 los corruptos le ocasionaron “un daño al patrimonio del Estado por 1.9 millones de lempiras” en un programa que en el papel estaba destinado a “fortalecer el sistema educativo de Honduras, a través de la dotación, capacitación y utilización de herramientas tecnológicas que contribuyan al desarrollo de las capacidades y aptitudes de los educandos y docentes a nivel nacional”, es tan solo un granito negro de arena en el amplio mar de la corrupción que ha hecho de Honduras el país pobre, subdesarrollado, dependiente, violento e inseguro que hoy tenemos. Claro que no deben descuidarse los casos “pequeños” de corrupción y mucho menos permitir la impunidad de quienes los perpetraron; pero la forma más efectiva de combatir a los corruptos de ayer, de hoy, y enviar un mensaje a los del futuro, al igual que se hace con la criminalidad en general, es entrarle fuerte, sin miedo ni consideraciones politiqueras ni de ningún otro tipo a los “casos emblemáticos”; aquellos que representaron multimillonarias pérdidas para el Estado, terribles daños para millones de hondureños y en los que están involucrados incluso personajes que alguna vez contaron con el respaldo de los votantes