Agua…

Agua…


Por: Jonathan Roussel
Trasvasar agua de la represa José Cecilio del Valle en Pespire a La Concepción en Tegucigalpa es irrealizable aunque sí es posible. Tiene tanta oposición y dificultades que es mejor mirar hacia otra parte. Sin embargo un ingeniero municipal insiste con el tema y solo logrará despertar curiosidad innecesaria.

Los vecinos de los municipios de Valle y Choluteca se oponen a este proyecto porque temen que saldrán perdiendo. Fue construido originalmente con el propósito de regar campos agrícolas y servicios de agua potable. Esto no se ha cumplido pero siempre tienen la esperanza de alcanzar ese sueño y están dispuestos a luchar.

Se ha sabido que la represa está enredada con el gobierno de Italia, la compañía italiana que la construyó y el gobierno de Honduras. Y algo no bien aclarado hace algunos años se cedió en concesión a una empresa privada. Esto ya ha originado problemas legales y dificultades políticas. Y si se insiste seguramente habrá mucha discusión y vista pública.

La cuenca de esta represa es más grande que la de La Concepción. Podría generar hasta 15 metros cúbicos por segundo insuficientes para riego y agua potable para los dos departamentos mencionados y muy difícil sacarle un poco más para la capital. Además hay que hacer más alta la cortina. Sin contar con la posibilidad de intensos y largos veranos.

En ese lugar está instalada una turbina de cuatro megas. No sabemos si está funcionando pero hay un convenio de la antigua Secretaría de Recursos Naturales y la ENEE y ese sería otro problema.

Para traer agua a la capital hay otras dificultades Pespire está a cien metros sobre el nivel del mar y el Cerro de Hula, obstáculo más elevado en el camino a Tegucigalpa, está a mil cuatrocientos metros. Habría que subir el líquido mil trescientos metros usando gigantescas bombas.

Los expertos calculan que si se quiere un metro cúbico de agua por segundo se requieren tuberías de un metro de diámetro. Y el camino de Pespire a la capital tiene una longitud de setenta kilómetros siendo necesarias, por lo menos, siete estaciones de bombeo y un largo canal que por gravedad baje el precioso liquido del Cerro de Hula a La Concepción.

Alguien estará pensando en los elevados costos de materiales, equipos y trabajos. Tampoco se acuerdan de los derechos de servidumbre de paso y reclamos. ¿Estarán pensando en los derechos escondidos en los diversos tratos celebrados alrededor de la represa?

Y ahora el gran golpe. El costo mensual en energía eléctrica para que opere ese sistema de bombeo. Siendo modestos en el cálculo unos cincuenta millones.

Esta es una parte importante del proyecto. También hay otras.

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