No escaparán
No escaparán
Editorial La Prensa
Contundente, cual portaviones en plena ofensiva, se mostró la fiscal general de Estados Unidos, Loretta Lynch, en sus señalamientos para la acusación formal con 92 cargos contra 16 nuevos acusados, todos ellos dirigentes del fútbol actuales y antiguos. El escándalo de corrupción en la Federación Internacional de Fútbol Asociado (Fifa) está sacudiendo el organismo deportivo mundial y deberá hacerlo también en quienes se prestaron a ello, pues en el nivel del corrupto se halla un corruptor que, no pocas veces, es el que da el primer paso.
El detalle de esta segunda ofensiva no se hizo esperar y en las primeras líneas de la declaración de la secretaria de Justicia se identificaban a los acusados “de chantaje, conspiración y otros delitos relacionados con el abuso de sus posiciones para obtener ganancias financieras”. El desmantelamiento de la red tejida en las competencias futbolísticas dirigidas por la Fifa está descubriendo el secreto a voces que tiene sus raíces hace décadas con dirigentes “eternos” y acompañantes inseparables.
“En la acusación original se alegó que entre 1991 y el presente, dos grupos de dirigentes del fútbol conspiraron para solicitar y recibir más de USD 200 millones, a menudo a través de una alianza con ejecutivos de marketing deportivo que trató de obtener contratos lucrativos y bloquear a los competidores a través de un sistemático pago de sobornos y comisiones ilegales”, más claro “no canta un gallo”, señala la sabiduría popular, lo que habrá de ser probado, pues no faltan quienes han aludido al paralelismo de “marketing deportivo” con “lobby” en el ámbito político y económico.
“No contentos con secuestrar el deporte más popular del mundo por décadas con ganancias ilícitas, estos acusados trataron de institucionalizar su corrupción para asegurarse de que podían vivir de ella, no por el bien del juego, sino para su propio engrandecimiento personal y el aumento de su riqueza... El mensaje de este anuncio debe quedar claro para todos los culpables que permanecen en las sombras, con la esperanza de evadir nuestra investigación. No vais a escapar”, advirtió Lynch.
Contundente el sonido de la sirena de combate que debe fortalecer las iniciativas y esfuerzos por el adecentamiento en la función pública, tal como desde el primer momento en que se conocieron las acusaciones contra dos dirigentes nacionales y el pedido para sus extradiciones, el Gobierno reiteró “su compromiso inclaudicable contra la impunidad. Reafirma que nadie está sobre la ley”.
Una dura para el Gobierno que alzó la bandera de “caiga quien caiga” y que habrá de mantenerse izada como inconfundible señal de transparencia, ética y honestidad.
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