No es lo mismo verla venir… que platicar con ella

No es lo mismo verla venir… que platicar con ella


Por Boris Zelaya Rubí

“Por diversos que sean los temperamentos y actitudes de los grandes hombres, todos tienen una característica común: no se comparan con los demás, prefieren seguir su propia carrera bajo sus propias condiciones”.

El “Comandante Vaquero” mantiene en ascuas a sus seguidores, no se decide o no tiene seguridad de arrastrar las masas, se lanza como candidato reeleccionista o volverá a imponer a su esposa como candidata, incluyéndose como primer diputado en sus planillas, por el pánico a la inminente derrota. Su mandato sobresalió por el aumento salarial (que originó un despido masivo en las empresas), su insistencia con la cuarta urna (“carretillazo”) y la invitación de los más conspicuos dictadores de la izquierda latinoamericana, quienes nos insultaron en nuestras propias narices.

Ya no cuenta con los sindicatos pues estos demostraron el Día del Trabajador, que no seguirán prestándose al juego de políticos charlatanes, tampoco aceptarán el llamado a quemar llantas como han hecho con los cipotes de los colegios, a quienes les gusta el bochinche por el simple hecho de no asistir a clases. Qué raro… ya vino Patty.

Existen en nuestro medio, una parvada de excandidatos a la Presidencia de la República (con una honrosa excepción) que no sabemos si por currículo o por sus egos superlativos, aún a sabiendas de no haber logrado, ni siquiera la cantidad de votos que tiene un alcalde del municipio más pequeño de Honduras, viven eternamente ansiando figurar, y resulta que por frustración, critican las acciones presidenciales de manera desconcertante. ¡Si hace es malo y si no también! Con esas descabelladas intervenciones se autocalifican como intelectuales, que todo libro que leen lo comentan públicamente, para demostrar que son versados en todos los campos del saber humano. Recordamos la fábula del burrito que del resoplido hizo sonar la flauta diciendo: ¡Qué bien sé tocar! Cual aves rapaces esperan que los ciudadanos manifiesten su opinión sobre cualquier tema, con el legítimo derecho a la libre expresión, para caerle con sus críticas, pero ellos careciendo de creatividad no ofrecen nada, solamente están a la “vigiona”.

Nosotros quisiéramos preguntarles a los “mandatarios frustrados” ¿cuál ha sido su aportación patriótica para el desarrollo del país? ¿A quién piensan favorecer cuando se oponen a todas las actuaciones del mandatario? ¿O todo va orientado a obtener algo si “colaboran” con algún gobierno? ¿Será que quieren ver un cambio de sistema para que sufra el pueblo igual que en Venezuela y Cuba? ¿Desearán ver a Honduras asistida militarmente por los rusos, en señal de la no dependencia con Tío Sam? Estas interrogantes estamos seguros que las contestarán, sin pensar en quién será el próximo conductor del Estado. Lo más seguro es que el triunfador no los empleará de consejeros, porque sus relatos no pasan de ser una repetición de historias de otros audaces pensadores, sin la posibilidad de ponerlas en práctica en nuestro terruño.

El gran Lula da Silva, acusado por el pueblo como un corrupto más, en una oportunidad se atrevió a decir lo siguiente: “Tengo la nítida noción de cuánto nuestra victoria representa de esperanza no solo en Brasil, sino también para la izquierda del mundo entero y sobre todo para la izquierda de Latinoamérica”. Y adelantó que esperaba contribuir “para que otros compañeros ganen las elecciones en otros países del mundo”. ¿Otro fracasado líder de izquierda? Dilma Rousseff marxista-leninista (tildada de asaltabancos) y Nicolás Maduro, exchofer del “tal Mel” penden de un hilito, la justicia les resopla en la nuca.

No hay duda que los criticones deberían estar en una sala en la casa de gobierno, tomando café y gozando de una buena “beca” para que salgan con el pecho inflado diciendo: somos los asesores especiales del Presidente, ahora Honduras es un mejor país. ¡Está cambiando! ¡Funciona el Plan de País!
Supuestamente, existe corrupción en las Fuerzas Armadas, Policía, políticos, exfuncionarios, empresarios, crimen organizado y el tráfico de drogas ¿quién tiene la fórmula para erradicar estos males sociales en solamente cuatro años? Ya saben que con la alterabilidad del poder los nuevos inquilinos que gobiernan, echan a la basura todos los planes de su antecesor. ¿Verdad? No es lo mismo verla venir… que platicar con ella.
De rodillas solo para orar a Dios.

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