El burro hablando de orejas
El burro hablando de orejas
ARMANDO VILLANUEVA
A nadie le gusta que le digan la verdad y, peor, cuando es verdad. Por eso, hasta hace poco nos causaba malestar e indignación escuchar o leer que alguien decía que Honduras era un “narcoestado”. Lo dijo una vez, inclusive, el embajador de un país europeo y le cayeron las avispas.
Hoy, de fuentes altamente creíbles, hemos conocido que un exdirector general de la Policía declaró en el MP que los Valle, previo a su extradición, le hicieron importantes revelaciones sobre la relación y el contacto que mantenían con la clase política hondureña. Uno de esos “secretos”, confesó, es que le financiaron la campaña nada menos que a 16 diputados. Se supone que los Valle ya le dieron esa información a los “gringos” a cambio de indulgencia.
Y eso no es nuevo. Es un secreto a voces el caso de un diputado que fue asesinado por otro grupo de presuntos narcos, a quienes le había ofrecido la subsecretaría de Seguridad a cambio de que le financiaran la campaña a su candidato presidencial. Los acuerdos terminaron en tragedia por el incumplimiento de una de las partes.
Las historias son interminables y se han dado en los diferentes gobiernos que se han alternado el poder en nuestro país, comenzando con los militares.
Pero nunca nadie hizo nada por cambiar eso. Un exjefe policial nos contaba que, en cierta ocasión, participando en un seminario de jerarcas policiales en México, los llevaron a ver el seguimiento que le hacían a los vuelos de avionetas cargadas con drogas que venían de Colombia y de Venezuela hacia Centroamérica “y el mapa de Honduras no se miraba de tantas trazas”, dijo. “Sentí vergüenza con mis compañeros”, confiesa. Ese hecho fue allá por 2007-2008. ¿Quién era el Presidente?
Por eso asusta hoy que algunos dirigentes políticos, exministros y hasta expresidentes hablan del tema como cuando el burro se pone a hablar mal de los orejones.
Cierto es que Honduras hace tiempo era cuasi un narcoestado y, en vez de torpedear y boicotear lo que se está tratando de hacer –no importa si se hace o no por presiones de los gringos- es cerrar filas para enfrentar semejante monstruo.
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