¿ASUSTARNOS?

¿Asustarnos?

editorial La Prensa

Hoy, mañana y siempre es el dicho popular para explicar situaciones profundamente arraigadas con práctica generalizada sin que aparezcan indicios de cortar por lo sano para eliminar la podredumbre que se va extendiendo en un terreno fertilizado por la corrupción e impunidad y por la pérdida acelerada de valores hasta hace poco orgullo personal y familiar.

Mientras la Comisión Especial de Depuración de la Policía centra sus iniciativas y esfuerzos por sanear la institución poniendo al descubierto lo que era un secreto a voces y respaldarlos con pruebas testificales y documentales, otros asuntos que en la gravedad de la situación algunos pudieran calificarlos de secundarios, salen a la luz pública no con tanto impacto, pero sí como reflejo de la corrupción.

“Existe una cultura perversa, una práctica reprochable, en utilizar el reposo o la incapacidad por algún tipo de problemas de salud como un mecanismo para no trabajar en la Policía”, da a conocer Omar Rivera, miembro del grupo depurador.

¡Vaya susto! dirá más de un escéptico. No es la primera vez ni, desgraciadamente, será la última. En el sector magisterial y entre funcionarios las incapacidades “vuelan” y no por zika, una hernia o alguna piedra en la vesícula, sino simplemente porque la constancia en un papel con firma y sello o derivado de alguna cláusula del convenio colectivo.

“Es una práctica bochornosa utilizada por muchos oficiales y de escala básica, que lamentablemente ha sido avalada por autoridades del sistema sanitario nacional que se prestan a ese tipo de actos que colindan no solo con el fraude, sino con la más vil ilegalidad, porque es el pueblo hondureño el que paga los salarios de alguien que está en perfecto estado de salud”, enfatizó Rivera, quien se refiere a los casos hallados, no desaparecidos, al ahondar en archivos, gavetas, papeles sueltos o discos duros de la era tecnológica.

En este tema, uno más en el universo de la corrupción, hay dos partes, y hacia ellas habrá que dirigir la acción para reparar, hacer justicia. Hacia el “sistema sanitario nacional”, apunta el depurador quien señala que el término de la incapacidad es “casi indefinido”, como quien dice: Vaya, pero siga cobrando y hágase otros sueldos. Y, a lo mejor siendo mal pensado, hasta se halla exento del pago del impuesto sobre la Renta, lo defrauda o se declara pobre de solemnidad, pero con millones en ahorro y propiedades.

¿Asustarnos? ¿De qué? Hoy, mañana y siempre.

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