Se "han hartado" el país
Se "han hartado" el país
OLBAN VALLADARES
En un almuerzo sostenido en una sede diplomática, el señor embajador nos preguntó a los tres invitados si compartíamos la opinión del mandatario en cuanto a que “Honduras está cambiando”.
Le aceptamos la validez parcial de ese concepto, lo que no cambia, explicamos al diplomático, es la actitud de nuestra “clase gobernante”.
La independencia de 1821 creó cinco parcelas que, doscientos años después, reflejan niveles de desarrollo totalmente diferenciados; Costa Rica, como referente, un país que en el año 48 era casi tan atrasado como nosotros; monocultivista, con una costa atlántica subdesarrollada y, en el lejano oriente, Taiwán, una joven nación formada por miles de soldados refugiados que huían de las fuerzas de Mao Tsé-tung, sin mucha educación, rústicos.
Pero sorprendámonos, apenas 67 años después, ambos pueblos son países referentes de orden, de desarrollo cultural, de estabilidad democrática con un desarrollo humano, económico e industrial envidiable.
¿Qué pasó? ¿Por qué ellos sí y nosotros no? Sencillamente por la calidad del liderazgo, porque ellos han tenido estadistas que cifraron en la educación todas las esperanzas de desarrollo; porque tuvieron dirigentes que trabajaron no con el fin de que su generación les levantara altares de pleitesía, sino que los jóvenes de otros tiempos futuros fueran los que les reconocieran como orientadores que enrumbaron al pueblo hacia metas de bienestar.
El doctor Vallecillo escribió en EL HERALDO el 1 de diciembre que “nada cambia porque nadie cambia” y enfila su sabia y bien afilada lanza intelectual contra la corrupción; cáncer terminal que nos destruye desde nuestras entrañas.
Pensé entonces oportuno citar la frase que más me ha calado durante mis largos años en el campo del activismo político.
En una reunión con dirigentes rurales en Lempira, un humilde compatriota que venía de lo más alto de la sierra, después de haberles explicado lo que era la corrupción, me hizo esta pregunta: “Entonces licenciado Valladares: ¿POR QUÉ los que se han HARTADO este país SIGUEN CON HAMBRE?".
Hoy, veinticinco años después, yo me sigo haciendo la misma pregunta, ¿Por qué? ¿Qué mal hemos hecho como pueblo para haber sido castigados así? La corrupción en todas sus modalidades y la complacencia de un pueblo aletargado y permisivo es lo que nos tiene como estamos, atrasados, empobrecidos e indefensos.
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