¡A huevo!

¡A huevo!

Por Mario E. Fumero

Recientemente tuvimos un serio problema cuando un oficial de la Policía quería traernos al Proyecto Victoria a una persona que había delinquido, remitido por un juez o la Fiscalía a fin de que lo recibiéramos a las 11 p.m. rompiendo todo el sistema establecido dentro de la institución, lo que me obligó a hablar con el ministro de Seguridad, el cual comprendió nuestra situación, y actuó al respecto.

El agente de Policía que presta sus servicios en el Proyecto Victoria, para evitar el ingreso de la persona, le explicó al oficial que era una institución privada y a régimen abierto, y que para poder ingresar a cualquiera, tendría que seguir el procedimiento establecido por la organización, a lo que la oficial le contestó que lo iba tener que recibir ¡a huevo!, expresión hondureña que indica que tendríamos que aceptarlo por la fuerza. Esta actitud impositiva para que ingresemos a una persona por la fuerza, violenta los derechos de una institución privada que aunque atiende a cualquier paciente que pida ayuda, tiene un protocolo para ejecutar su trabajo y obtener óptimos resultados en la rehabilitación.

La Fiscalía, el Juzgado, o el DINAF tienen el derecho de remitir a cualquier paciente que voluntariamente quiera cambiar su vida, pero se debe considerar que este es un centro de régimen abierto, privado, y normas para ingreso que ha sido establecido para el bien de toda la comunidad que aquí vive.

El primer requisito para ingresar a un paciente en el Proyecto Victoria es que él quiera rehabilitarse y acepte la ayuda, porque por la fuerza nadie cambia. Después deberá traer los exámenes médicos que garanticen que no tiene una enfermedad infectocontagiosa, o un problema mental agudo.

Una vez con los exámenes médicos, el paciente tendrá que firmar las normas del programa y aceptarlas. Si es menor de edad los padres o tutor tendrán que autorizar su ingreso en el programa. El paciente deberá pagar una cuota mínima, equivalente solamente a su comida L.35.00 por tiempo de comida, pero si no tuviera recursos se haría un estudio socioeconómico y se le podría apoyar con parte de los gastos, dependiendo de la situación económica de la familia.

Como es un trabajo humano, los casos a ingresar se valúan el lunes para que el martes a través de nosotros lo llevemos de la oficina de Tegucigalpa a la comunidad terapéutica. Durante la semana no se hacen ingresos, para poder estabilizar a los pacientes internados el martes, ya que el trabajo con ellos es un trabajo delicado, intensivo y muy técnico.

No se le niega el ingreso a nadie por razón de religión, color o condición económica, pero deberá seguir las normas establecidas, ya que nuestro centro de rehabilitación no es un hospital de emergencia, ni una cárcel o centro para infractores, ni un manicomio, sino una comunidad terapéutica y aunque sabemos que todos los que están en drogas y pandilla, de alguna forma se convierten en infractores de la ley, pero eso es subsecuente a su situación emocional y de drogas.

Esperamos que sea el Fiscal General del Estado y el Presidente de la Corte Suprema de Justicia, así como el alto mando de la Policía que instruya a sus subalternos en el procedimiento que tenemos, y no traten de obligarnos a aceptar personas por la fuerza, rompiendo las normas que rigen nuestra institución. Nuestras acciones de trabajo no son fruto de una imposición, sino de una libre elección, porque nadie cambia por la fuerza.

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