La Maccih no será un androide
La Maccih no será un androide
OCTAVIO CARVAJAL
La próxima instalación de la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (Maccih), que para muchos es rémora, dejará boquiabiertos a propios y extraños cuando vean sus demoledores efectos contra funcionarios y exservidores públicos podridos que, por primera vez en nuestra historia, serán encarcelados.
Previo al derrocamiento y posterior reclusión del expresidente chapín Otto Pérez Molina y su comparsa Roxana Baldetti, investigados por la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), diversos sectores exigieron la dimisión del mandatario Juan Orlando Hernández Alvarado, por considerar infecta su gestión.
Para quienes ven la corrupción con fines políticos o corazones rotos, en Honduras debió instaurarse un ente similar al de Guatemala, cuando lo menos importante, a nuestro juicio, no es copiar su nombre, sino la credibilidad, confianza que pueda generar en la población de que su trabajo será efectivo para engrillar inmundos sin distinciones.
La Maccih operará en pocos días por un plazo de dos años o más. Será coordinada por la Secretaría de Asuntos Políticos de la Organización de Estados Americanos (OEA) y dirigida por un jurista de reconocimiento internacional, de alto nivel competitivo profesional en la investigación en temas anticorrupción y combate a la impunidad.
Que nadie, alocado, trovador, oportunista o pícaro sueñe que sus miembros vendrán a chuparse el dedo, a cantar corridos con capos de la droga, rodeados de chicas y champán. Olvídense de imponer magistrados en la nueva Corte Suprema de Justicia (CSJ). Los tiempos de me pones o te pongo cesaron para delincuentes de “cuello blanco”. Esto no es un androide. ¡Correcto!
La Maccih rastreará, acosará a impunes, aliados de jueces, fiscales y reporteros mañosos. Nadie huirá. Quienes no estén en lista de extraditables deberán preparar el petate o la colcha para su tormento en Honduras. Llegó su hora. Recen blasfemos. No más uñas escondidas en lino. Los hondureños tenemos derecho a recobrar la paz que también nos peinaron ustedes.
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