El fracaso de la depuración policial y la Maccih

El fracaso de la depuración policial y la Maccih


ARMANDO VILLANUEVA


El exalcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, alcanzó fama internacional por el enorme éxito que tuvo durante su gestión en la reducción del crimen en la ciudad de la mayor diversidad étnica del planeta. Su eslogan fue la “cero tolerancia”.

En su mandato redujo el crimen en general en un 65 por ciento y los asesinatos en un 70 por ciento. Nueva York era conocida como una de las urbes más peligrosas del planeta y al final de su primer período, el FBI la declaró como la ciudad más segura de Estados Unidos. ¿Cómo lo hizo?

Lo primero que hizo Giuliani fue ejecutar una depuración que involucró a todos los mandos policiales. Los criminales neoyorquinos –como ocurre con casi todas las policías del mundo- la tenían infiltrada y, en el peor de los casos, ellos mismos se habían convertido en antisociales.

Los expertos estadounidenses en seguridad y de otras latitudes de la Tierra coinciden en que Giuliani no habría alcanzado sus objetivos en el combate a la criminalidad si no hubiera empezado por donde empezó: la depuración policial.

En una ocasión, un embajador de Israel en Honduras me decía que en un país suramericano –donde ya no soportaban los altos índices de delincuencia, narcotráfico y contaminación de la policía- le lanzaron un SOS al Estado hebreo para que los auxiliara.

El gobierno israelí atendió la petición del país latinoamericano y solo pidió algo a cambio: que se le permitiera crear una nueva institución policial y desaparecer la existente.

No pocos expertos en seguridad hondureños creen que el país debió haber seguido este último ejemplo y no el primero.

La depuración ha sido un fracaso y la DIECP no ha sido más que la continuidad de lo que fue la Dirección de Asuntos Internos. Más de lo mismo.

En Seguridad se ha confirmado ayer otra sacudida en los altos mandos policiales y, por las denuncias constantes de la población, los cambios no pararán por un largo tiempo.

Por fortuna, ya viene la Maccih, y ahora serán extranjeros los que deberán cumplir la tarea que los hondureños, a través de la DIECP, hemos sido incapaces de ejecutar.

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