Dueño de sí mismo

Dueño de sí mismo


JOSE MARTÍNEZ SÁNCHEZ



Para llevar el control de nuestra propia vida es necesario ser dueño de sí mismo y no dejarse manipular por los demás, haciéndonos perder la paz o nuestra libertad de acción. Hay quienes no lo consiguen y, lejos de ser dueños de sus propios actos, se convierten en esclavos de sus conductas y apetencias.

Aprender a tomar las riendas de nuestra vida no es tarea fácil, pero es el mejor proyecto al que podemos dedicarnos como personas que somos. La batalla del hombre para ser dueño de sí mismo comienza por tomar conciencia de lo que es y de lo que no es, de lo que tiene y de lo que no tiene, de sus fortalezas y de sus debilidades, de sus virtudes y de sus defectos, saber cómo somos, conocer lo que deseamos, aquello que nos gusta y lo que rechazamos y, de esta forma, poder ir actuando sobre aquello que deseamos mejorar o cambiar en nosotros. Y de eso se trata, de hacernos responsables de nuestra propia vida, crear nuestro propio proyecto vital y cumplirlo con verdadero compromiso. Elegir nuestro camino y disfrutar mientras lo andamos. Esto es lo que de verdad nos hace dueños de nuestra existencia, de nosotros mismos.

La toma de conciencia es la parte más difícil del proceso y es el paso que la mayoría nunca da, provocando que durante muchos años de nuestra vida no seamos dueños de nosotros mismos.

La mayoría de las veces dejamos que el entorno, las circunstancias y las personas que nos rodean sean los que elijan, los que nos hacen tomar ciertas decisiones que incluso pueden ir en contra de nuestros principios y valores. Somos capaces de autotraicionarnos a cambio de un beneficio inmediato (muchas veces económico), apartándonos de las metas que un día soñamos.

Cuando una persona es dueña de sí misma es capaz de vencer las tentaciones y actúa según su conciencia. Ser dueño de uno mismo supone renunciar en momentos determinados a cosas que sabemos que no deseamos realizar, a pesar que nos apetezcan y, a pesar, de que lo fácil y cómodo que sea dejarse llevar por esas apetencias.

Y es que cuando una persona se deja esclavizar por los deseos más inmediatos, como alcohol, droga, tabaco, sexo, gavías, etc., pierde el control de sí mismo y son sus pasiones más bajas o los instintos los que se apoderan de sus actos, debiendo reorientar los pensamientos y todos los actos hacia sus objetivos trazados y hacia la clase de persona que quiere ser, saber que siempre se encontrarán obstáculos que tendrán que evadirse y que para ello será necesario mantener la calma y el control de sí mismo.

Es importante saber controlar esos impulsos instintivos a través de la razón, el esfuerzo y la voluntad, de esta forma ser capaces de cambiar, evitar o reprimir la conducta instintiva. Es un proceso de aprendizaje paciente y de compromiso con uno mismo para dominar esos impulsos instintivos que nos desvalorizan. Cuando una persona consigue dominar estos instintos podemos decir que es dueña de sí misma, no son sus apetencias ni sus pasiones los que guían su vida, sino lo que realmente desea hacer o cómo realmente desea actuar, sus actos son conscientes y voluntarios. A partir de ahora está en el proceso de decidir por sí mismo sobre su vida, sus opciones, sus acciones y sus sentimientos.

No permitamos que intereses creados nos manipulen. Mantengamos el control de nosotros mismos y de la situación. Si ha estado eligiendo no ser dueño de sí mismo para que otros sean felices, este es un bonito gesto de desprendimiento, pero con un costo elevado para sí mismo, ya que de esa forma está renunciando a ser feliz para sí mismo.

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