Cuando los mañosos se trajean
Cuando los mañosos se trajean
OCTAVIO CARVAJAL
Viendo los recientes cambios y rotaciones de funcionarios públicos, no nos queda la menor duda de que estamos frente a lo mismo. El traje no engaña si el maniquí repite en la vitrina. Virar caras es desnudar amores que destruyen promesas de campaña. No es moral nombrar esbirros que jamás han rendido cuentas de su trabajo ni de sus peculios.
El presidente Juan Orlando Hernández Alvarado juró en su discurso de asunción que sus colaboradores serían sometidos a constantes exámenes. “Gestión con resultados”, expresó el gobernante, quien curiosamente no solo sigue rodeado de sus íntimos, sino de personajes del régimen anterior. ¿Está atado a compromisos irrenunciables?
A finales de 2014 “destituyeron” amigos. Rumores de pleitos, enredos, nada concreto de su tacha. A dos años de jefatura, los mimados regresan sin desnudar balances de nada ni a nadie. Es transgredir juramentos con la derecha. Despedazar la Constitución con la zurda por el bien de la ración. ¡Bienvenidos (as)!
No se puede escandalizar de “cambios” cuando la cara es la misma en diferente institución. Un grupo de técnicos o apetitosos oficinescos no garantizan avances significativos, claros, si sus cabezas vienen de proles remachadas. Numerosos partos del pasado siguen chupando en el actual gabinete. ¿Están por idóneos o por gorrones?
Ni el espacio sideral tiene iguales estrellas todos los días. No hay ni vemos ningún informe fehaciente de cómo han tocado recursos oficiales. Nos sorprende saber que picaritos llegaron en harapos, rematando sus casas y, hoy, altivos, caminan en autos pompa, con chofer, guardaespaldas y palacetes hechos por magia. De remate, con la mujer de edecán.
Se van unos, vuelven otros con la misma ficha. Mañosos con vestido nuevo. Así será difícil lograr una real conversión para definir la cacareada felicidad de las mayorías. De nada sirve estrenar camisa o baldearla si la visten piojosos hambrientos fingiendo decoro. Son los mismos que se pelean en público, pero se atragantan juntos con la teta estatal. La historia juzgará su aplomo. ¡Buen provecho!
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