El exilio dorado

El exilio dorado


Por Boris Zelaya Rubí

En varios gobiernos, se han enviado al exilio a personajes políticos. Esto ha sido una práctica a la que el pueblo se ha acostumbrado y lo toma como una acción propia de la forma de gobernar de nuestros mandatarios.

Han sido enviados al exterior funcionarios que resultaron incapaces en el ejercicio de su cargo, o porque no han rendido los resultados esperados por el mandatario. Otros porque han sido amenazados a muerte por sus actuaciones apegadas a las leyes contra personajes del hampa o funcionarios deshonestos.

Durante el largo período del mandato del impositor de la paz en Honduras, el doctor y general Tiburcio Carías Andino, sin juzgar sus actuaciones porque sobre ese tema se han escrito varios libros con diferentes puntos de vista, se enviaban al exilio los considerados enemigos del gobierno.

Nosotros escuchamos a muchos amigos cuyos abuelos por no comulgar con las ideas y la forma de gobernar el país fueron exiliados y tuvieron que finalizar sus estudios en el exterior, la mayoría de los que no sufrieron el encierro y entierro se fueron a Guatemala y El Salvador. Claro que no fueron a vivir con todas las comodidades, algunos laboraron en cualquier actividad hasta que finalizaron las guerras fratricidas.

En el tiempo del general Gustavo Álvarez Martínez, todos los cabezas calientes o reaccionarios que como siempre su misión ha sido sembrar el caos, llamados rebeldes antigubernamentales, fueron encarcelados, desaparecidos o tuvieron que salir del territorio para salvar la vida.

Durante los golpes de Estado o de barracas como les llamaban a los cambios violentos en los mandos militares, la moda era que enviaban a los defenestrados del mando, como agregados militares a diferentes países. Otros eran enviados a La Mosquitia en el departamento de Gracias a Dios, donde era imposible que se dedicaran a intrigar o complotar.

En la actualidad, la moda de los purgados políticos del mismo partido en el poder, es enviarlos al “exilio dorado”, premiándolos con un cargo bien remunerado en el exterior. Algunos de ellos activaron en la campaña política para el triunfo del mandatario, pero en las funciones que les asignaron en el engranaje gubernamental no rindieron lo esperado. En sus nuevos cargos solo se sacrificarán asistiendo a reuniones, a libar buen licor y sonreír, para que no se resientan y suelten los secretos que conocen sobre el ascenso al poder de su líder.

En el año 2009 al que mandaron al exilio dorado fue al “tal Mel”, quién aunque jure y recontra jure lo contrario, sí se quería perpetuar en el poder, decimos que su permanencia en el exterior solo lastimó su ego por la soberbia que contamina a la mayoría que ostenta el poder, porque sus “ahorros” jamás le permitieron padecer o sentirse arrimado en alguna vivienda.

Hemos conocido a través de los medios de información, las situaciones que han enfrentado jueces y fiscales, quienes al enfrentarse con acciones legales contra personas poderosas, han tenido que salir del país, por el peligro que enfrentan de morir ellos y sus familiares, por supuesto que con la protección del Estado, que les permita vivir decentemente, con la tristeza de no saber cuándo podrán regresar a su patria. Son hombres y mujeres valientes los que imparten justicia, sus fallos apegados a derecho les pueden ocasionar perder sus vidas o las de sus familiares. Igual sucede con los militares que se oponen a las órdenes superiores para ejecutar acciones ilegales.

¿Cuál será la fórmula para evitar esas nefastas situaciones? ¿La comisión que nos envía la O.E.A, la esperanzadora MACCIH? ¿Revisarán todas las denuncias de corrupción o al sentirse frustrados por la falta de colaboración tendrán que regresar fingiendo enfermedades? ¡Ojalá que no! Los juzgados y liberados de todo pecado que se hicieron ricos de la noche a la mañana, no corren peligro la ley terrenal no los alcanzó, ahora pertenecen al grupo privilegiado que duerme en mansiones a pierna suelta sin que turben sus sueños los recuerdos de los afectados.

Por mientras, cada fin de año, seguiremos con el circo de los anunciados cambios de gabinete, que no pasan de ser una vil mentira, lo más que les puede suceder es que sean enviados fuera de Honduras con algún cargo como embajadores, cónsules o consejeros que les permita vivir muy bien el resto del período de gobierno. ¡Al exilio dorado! ¡Buen viaje!

Lástima que el pueblo analfabeto y pobre, tenga que vender su voto a cambio de saciar el hambre de su familia, de lo contrario razonaría su decisión y no llegarían tantos delincuentes a servirse del erario. La mayoría de los que han obtenido un cargo de elección popular, han creído que eso los convierte en dueños de Honduras.

De rodillas solo para orar a Dios.

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